La asunción de César Villanueva a la Presidencia del Consejo de Ministros, trajo consigo un solo cambio dentro del gabinete ministerial: Patricia Salas dejó la cartera de educación, donde se mantuvo desde el 28 de julio del 2011 hasta este jueves, y cedió la posta a Jaime Saavedra.
No dudamos de las cualidades de Saavedra, y mucho menos de su preparación académica y técnica para afrontar con sabiduría los retos de la cartera que hoy se le encomienda, pero resulta cuestionable la destitución de una ministra que soportó los embates de los tres primeros presidentes del Consejo de Ministros y tras bregar mucho, consiguió cierta aceptación.
Señor Presidente, ¿No era mejor darle continuidad al proceso iniciado por la Dra. Salas? Su retiro (o su despido), llegó justo días antes de la evaluación a docentes para ocupar cargos de directores y subdirectores de los colegios nacionales, la misma que se tuvo que posponer porque evidentemente el nuevo Ministro, no estaba enterado del teje y maneje del asunto, perjudicando a cientos de maestros que viajaron inútilmente y perjudicando las arcas del Estado (porque según comunicado oficial, devolverán los gastos que se hicieron)
Sale una ministra que luchó por defender la Ley de Reforma Magisterial, que sentó posición respecto a la necesidad de tener 6 años para ingresar a la educación primaria, que impulsó Beca 18, … sale una ministra, que aunque cuestionada, había salido a dar cara frente a los graves problemas del sector con cierta solvencia (política y técnica) y entra ahora Saavedra, investigador, consultor, mucho más técnico que Salas pero – ojalá nos equivoquemos- con mucho menos tacto político para manejar una cartera que deberá responder, en las próximas semanas, a los graves problemas que se están suscitando en las cuatro principales universidades nacionales de Lima.
Saavedra, recibe un fierro caliente, como casi siempre es el Ministerio de Educación, de arranque tiene que responder a dos eventos que se avecinan: el examen de directores y el concurso previsto para la reubicación de docentes a nivel nacional y ascensos en las escalas propuestas en la Ley de Reforma Magisterial, además esperamos expectantes su postura respecto a temas como, el nombramiento de docentes, el cierre de institutos pedagógicos (que abundan en Perú), la reestructuración de la escala salarial de los maestros, entre otros, y esperamos que dos años, le alcancen para todo esto (cosa que francamente dudamos)
Aunque se diga que la inclusión social es la prioridad, aunque se proclame que los niños y jóvenes son el sector por el que el gobierno tiene mayor preocupación, esta decisión política desdice tales frases, y demuestran – una vez más- que para los poderosos la educación estuvo y está, siempre, en la cola de las prioridades.
Adelante, comandante Humala, que siga el crecimiento minero, que siga el boom inmobiliario, que se siga fomentando la inversión extranjera… si no hay una mejor educación, todo esto es en vano.
Sobre el autor
Francisco Pérez García 
Spacio Libre