Sí, estimado lector, tal como lo leyó, la democracia está de luto en el Perú, porque un puñado de personajes ruines enquistados en los altos cargos de los poderes del Estado pretenden manipular a su antojo a nuestro país, y con desparpajo aprueban leyes, dictan sentencias y modifican la constitución a su placer.
Pero la democracia es del pueblo, y ese mismo pueblo salió hoy a las calles, reclamando lo más altruista que cualquier ciudadano podría recamar: Dignidad. Fue un auténtico mar de gente el que se congregó, desde muy temprano, en la histórica Plaza Dos de Mayo (la misma donde se han gestado las mayores luchas y logros de los trabajadores y la clase obrera), entre cantos, vítores, flameo de banderas, y un ánimo desbordante.
Cuando la marcha partió – a las 10:30 de la mañana- ya poco importaba el color partidario: si eran del Fonavi, de Patria Roja, del Sutep, Tierra y Libertad, de la CGTP o del Partido Socialista, del gremio agrario, textil, médicos, enfermeras, profesores y obstetras, si venían de la Selva, de Chimbote, de Arequipa o de Lima, o si simplemente eran personas que por repulsión a la corrupción institucionalizada en el Estado salían a protestar, todos eran uno solo, confundidos en un mismo reclamo, juntos por el Perú.
Y cruzaron la Av. Emancipación, luego Tacna, llegaron a Paseo Colón y tomaron Grau, el clamor no cesaba, tampoco los cantos, ni los reclamos, la fría mañana limeña no pudo callar estas voces de auténticos patriotas que desgañitaban sus gargantas «para no ser cómplices de la mafia».
Sus arengas resonarán en los corazones de todos los que pudimos compartir su protesta:
«Ollanta, escucha el pueblo te repudia», «Estos son, aquí están, los que siempre lucharán», «Atrás, atrás, atrás, Ollanta incapaz», «Nadine gobernando, Ollanta cocinando».
Al llegar a otra plaza histórica, como es el Parque Universitario, el presidente de la Confederación General de Trabajadores del Perú, Manuel Huamán, improvisó una conferencia de prensa, donde indicó que junto a otras 10 personas (entre las que se encontraba la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos: Rocío Silva Santisteban y el congresista Lescano) plantearía las demandas al Presidente del Consejo de Ministros, y la policía -otra vez- entorpeció la protesta, clausuró el paso por las avenidas Abancay y Azángaro con un cordón policial fuertemente armado.
Mientras Huamán, Satisteban, Lescano y compañía llevaban el reclamo a Jiménez, desde Grau se unió un grupo de manifestantes que hicieron prever que la tranquilidad con la que se habían desarrollado las cosas estaba por concluir, los hinchas del club Universitario de Deportes llegaron hasta la Plaza San Martín, portando bombos, banderolas alusivas a su ídolo «Lolo» Fernández, «reclamamos contra la ley que obliga a los clubes peruanos a volverse sociedades anónimas, esta es otra repartija» vociferaba uno de ellos.
Era una lluvia de gases que obligó a los manifestantes a correr, madres comerciantes tuvieron que huir con sus niños en brazos, mujeres gestantes al borde del desmayo, menores con los ojos llorosos producto del humo de las bombas, y la cacería emprendida por la policía continuaba, cada estallido era un aviso que debíamos correr, algunos tenían pañuelos con vinagre (un acertado paliativo), otros – los de más suerte- contaban con máscaras antigases, pero el pueblo, los menos favorecidos – como siempre- fueron los afectados, al correr por la Av. Nicolás de Piérola hasta el penal San Jorge y volver por Grau, las escenas fueron tristes, gente asfixiada, tosiendo, golpeada, asustada por la represión.
La policía logró emboscar a los manifestantes y dispersarlos, los condujo hasta Grau, cerraron Abancay, apresaron a 17 personas para tener «chivos expiatorios» y decir «aquí no pasó nada», pero si pasó, y es algo histórico, pues la ciudadanía unida expresó su repudio y eso, así lancen mil bombas más, no lo podrán acallar.
En vísperas de celebrar Fiestas Patrias, de recordar aquel grito independentista que el general José de San Martín hiciera en un – ya lejano- 1821, los peruanos nos hemos revelado contra esta opresión que pretenden instaurar los políticos que quieren representarnos, esta no fue una marcha contra la repartija, ni contra la Ley Civil, ni contra la Ley Universitaria, esta fue una marcha en defensa del Perú y de su libertad, quienes hemos puesto la cara podremos celebrar mañana dignamente el aniversario de nuestra independencia. ¡Felices fiestas para ellos!
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