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Foto: Diario16
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Por: Jorge Weston / @JorgeMWeston

Hace dos meses diversos medios informaron sobre el hallazgo de 15 fosas comunes en la comunidad de Mapotoa, en el distrito de Pangoa, provincia de Satipo, en la región Junín. Los pobladores manifestaron que alrededor de 30 personas habrían sido asesinadas en esta área por Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, agrupaciones terroristas que diezmaron a decenas de poblaciones nativas a finales de los ochenta y parte de los noventa.

Hoy, tras semanas de estar paralizado el asunto, el diario El Comercio ha publicado una nota sobre un nuevo descubrimiento en esta región: “Hallan fosa común con restos de unas 800 víctimas de Sendero”.

Según indica el texto, Carlos Angulo Mera, miembro de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) y de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos del Congreso de la República, declaró que “en la fosa se encuentran enterradas unas 800 víctimas del terrorismo, en su mayoría nativos mashiguengas y ashaninkas, que vivían en pueblos que fueron exterminados entre los años 1984 y 1990.”

El representante de la PCM, dijo también que esta fosa es la más grande hallada en el Perú y que “no fue mencionada por la CVR”.

Sin embargo, fuentes bien informadas sobre estos temas indicaron a Spacio Libre que es muy apresurado hablar de 800 víctimas sin un estudio previo, y menos determinar si son pobladores ashaninkas o mashiguengas.

“NO SE PUEDE DETERMINAR LA CANTIDAD DE VÍCTIMAS”

Según informa El Comercio, “el equipo de avanzada que preside Ángulo Mera comprobó la existencia de la fosa”. O sea, la encontraron. Sin embargo, a continuación contradice  lo expuesto por el integrante de la PCM: “la fosa será abierta en presencia de forenses del Ministerio Público. Aún se desconoce la fecha exacta de la exhumación de los restos”.

Entonces, la pregunta cae de madura ¿Cómo puede el gobierno asegurar que son 800 víctimas si ni siquiera han exhumado los restos? Ante esta interrogante, consultamos a Juan Carlos Tello, miembro del Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF) con amplia experiencia en investigación de fosas comunes en la ex Yugoslavia, quien nos aclaró de inmediato el panorama sobre este delicado asunto.

“No se puede determinar que son 800 víctimas, lo único que se puede hacer  es un cálculo aproximado de acuerdo a la información de testimoniantes (de terceros); es decir,  pueden ser 800 o menos también”, explicó Tello.

Según el antropólogo forense, la única manera de determinar si son 800 víctimas es abriendo el sitio, pues la fosa ya tendría por lo menos 20-30 años de antigüedad, y los forenses encargados tendrían que ver en qué condiciones se encuentran los restos humanos, para, después de la exhumación, hacer los exámenes post mortem.

“En una fosa –nos dice Tello- vas encontrar restos óseos humanos que pueden estar, incluso, desperdigados, y la única manera de conocer la cantidad de víctimas es solo hasta después del examen post mortem”.

En este sentido, nuestra fuente coincide con el miembro del EPAF: “Si recién se están iniciando los trabajos y, por lo que dice la noticia, no dimensionan a quién están buscando ni quiénes son las víctimas, entonces no tienen claro quiénes estarían en esta fosa (machiguengas o asháninkas)”, indica.

Ahora, la información dada por el Ministerio Público y la PCM -que más parecen simples especulaciones- no debió salir en los medios, porque sería parte de una investigación penal. Es apresurado informar sobre un tema tan sensible si no se han avanzado con las investigaciones pertinentes.

MEMOREX

Cabe recordar que la Comisión de Verdad y Reconciliación sí se refiere en su Informe Final al genocidio asháninka a manos de Sendero Luminoso, mas no dice nada sobre la “fosa más grande hallada en el país” porque no tenían conocimiento de su existencia. No hay que improvisar.

No cuestionamos que sea la fosa común más grande del país; eso es materia de investigación de los expertos en este tema, quienes esperemos pronto den su versión,  pues –según aseguran nuestros informantes- en una zanja natural sí es posible, aunque poco probable, realizar tremenda barbarie.

Saludamos la labor del gobierno en realizar la respectiva búsqueda para encontrar a las víctimas (desaparecidos) y trabajar en un plan de reparaciones para los familiares, pero nos parece irresponsable soltar información al aire, cuando se trata de un tema tan frágil.

Actualización (17:40 horas) La Presidencia del Consejo de Ministros, mediante un comunicado que nos envió por redes sociales, informó que el señor Carlos Angulo Mera no es funcionario de la Presidencia del Consejo de Ministros, ni labora en la Comisión de Justicia del Congreso tal como lo señaló el diario El Comercio. Asimismo señala que la PCM no preside ni participa de ninguna labor de avanzada en la zona donde se habría hallado una fosa común con un número indeterminado de cadáveres, ya que de acuerdo a Ley no es una labor de su competencia».  Entonces, la pregunta es ¿por qué se tomaría el medio de comunicación la molestia de citar a un personaje que no es funcionario de la PCM y que brinda una información tan delicada de manera tan libre y de paso intentando desprestigiar a la CVR? ¿Otra vez la campañita antiCVR? ¿Parte de alguna estrategia que se ha iniciado con el arrinconamiento que le han hecho al Lugar de la Memoria? Seguiremos averiguando.

Actualización 12/06/14 (09:10 horas) Esta mañana El Comercio ha publicado una nota que corrobora la información de nuestra investigación: «El Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses del Ministerio Público descartó la existencia de una fosa común con restos de unas 800 víctimas de Sendero Luminoso, en el sector de Saigón, provincia de Satipo (Junín). «

Por su lado, Angulo Mera aclaró que no trabaja en la PCM ni en el Congreso, solo colabora con instituciones gubernamentales y que preside la ONG AAS Foundation Inc.

 

Sobre el autor

Por Jorge Weston Padilla

Periodista. Mi viejo me dijo que no trabaje hasta culminar mi estudios en Bausate. No le hice caso. Mis ganas de conocer la profesión, pagar derecho de piso y expandir mis horizontes pudieron más. Es así que en el 2014, luego de rodar y rodar por ahí, trabajé en una entidad de derechos humanos y dos medios, Diario 16 y Perú21, donde duré un par de meses. En realidad, seguí rodando. Luego de ello, me pregunté, muy abiertamente, lo siguiente: ¿Por qué no le hice caso a mi viejo? Porque el periodismo es un estilo de vida y, lamentablemente, contra ello no puedes ir. Es inevitable. Y aquí estoy, reinventándome casi a diario en esta web y haciendo otras cosas, muy aparte de la carrera, para sobrevivir. Hace poco egresé de la universidad. Me falta harto por aprender. La política y la investigación son mis caminos.

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