En la ciudad peruana de Chiclayo, en la región Lambayeque, lideresas de organizaciones sociales y defensoras de derechos humanos, de seis regiones se movilizaron para visibilizar cómo la deuda ecológica y la arquitectura financiera internacional afectan sus territorios.
Durante dos días, los pasos de decenas de mujeres recorrieron las calles de Chiclayo con pancartas, mensajes y una demanda clara: justicia financiera y climática. Eran lideresas de Tumbes, Piura, Lambayeque, Cajamarca, La Libertad y Áncash, reunidas en la Audiencia Climática Macro Norte “Ruta de los Pueblos”, los días 23 y 24 de junio, como parte de la Semana de Acción Global por la Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FfD).
Lo que reclamaban no era solo atención. Lo que ponían sobre la mesa era una crítica profunda a un sistema global que —denuncian— endeuda a sus comunidades, saquea sus recursos naturales y agrava la crisis climática sin asumir responsabilidades. En sus propias palabras: “Anular la deuda, cambiar el sistema. Por una arquitectura de la deuda justa. Juntas por un mundo más justo, solidario y sin hambre.”
¿Qué es una “arquitectura de la deuda justa”?
El concepto fue uno de los ejes centrales del encuentro. Para estas defensoras, una “arquitectura de la deuda justa” implica replantear el sistema financiero global para que deje de beneficiar a grandes economías y bancos multilaterales a costa de los pueblos del sur global.
Hoy, aseguran, sus comunidades pagan deudas externas impuestas, mientras los daños ambientales provocados por industrias extractivas —frecuentemente extranjeras— quedan impunes y sin reparación. Es, en esencia, una deuda ecológica no saldada, que debe ser reconocida y revertida.

Del norte al mundo: llevar la voz de los pueblos
El 28 y 29 de junio, la movilización tomó las calles. Lideradas por la Asociación de Defensoras de Ríos y Territorios Andino Amazónicos de Cajamarca (ADERITAC), marcharon con un objetivo claro: que su mensaje traspase fronteras.
En un gesto cargado de simbolismo, entregaron los acuerdos regionales en la Iglesia de Chiclayo, apelando a la figura del Papa León XIV —quien fuera párroco de esa ciudad— como una señal de esperanza para llevar la voz de los pueblos a escenarios internacionales de decisión.
Crisis climática, desconfianza estatal y alternativas desde los territorios
La acción se dio en un contexto nacional marcado por la desconfianza hacia las autoridades estatales y su limitada respuesta frente a las múltiples crisis —ambiental, económica y social— que vive el país. Frente a esto, las lideresas no solo denunciaron: también compartieron propuestas alternativas desde sus comunidades.
Durante la jornada, se discutieron los efectos concretos de la arquitectura financiera internacional en la vida cotidiana: acceso limitado a servicios básicos, abandono estatal, desplazamiento por actividades extractivas. Pero también se habló de economías solidarias, soberanía alimentaria, defensa del agua y del territorio, como caminos posibles desde abajo.
Foto de portada: Forum Solidaridad Perú