En plena fiebre futbolística, el emporio de Gamarra es una muestra de cómo el efecto del repechaje y la posibilidad de llegar a un Mundial, después de 35 años, influye en el comportamiento de nuestra economía.

Por Javier Contreras Martínez
@javier_contmar
Foto de portada: El Comercio
“La selección ha hecho por nosotros lo que el presidente no pudo hacer en más de un año que lleva en Palacio”, me dice Susana Saldaña, secretaria general de la Coordinadora de Empresarios de Gamarra (CEG), una suerte de coalición de los distintos gremios que operan en el mayor emporio comercial del Perú.
Y es que, luego de las victorias frente a Bolivia y Ecuador por la penúltima fecha de las eliminatorias (que, en aquel momento, nos llevó al cuarto puesto de la tabla) y en la última fecha, con los empates frente a Argentina en Buenos Aires y a Colombia en Lima, que nos dejó en el quinto puesto de la clasificación, sitio que nos abrió el paso a jugar repechaje, la venta de camisetas de la selección se ha disparado.
Según Saldaña, hay unos 200 talleres que en este periodo han producido entre 500 y 1.500 polos diarios, con un promedio de ventas que se acerca a esta cifra. Si el precio medio de cada polo es de S/15, estamos hablando de que cada taller de Gamarra tiene un ingreso de, al menos, S/7.500 diarios.
¿Por qué esta cifra es importante?, porque la Manufactura en el Perú acumula, según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), dos años consecutivos a la baja; y la industria textil y confecciones es la que mayor peso tiene en este sector.
Solo en agosto, la manufactura se contrajo en 1,46% y en julio la baja fue de 6,28%. En el caso de la industria textil (que es el que tiene mayor peso en el desempeño total de la industria peruana) pese a que Perú es el país que produce el algodón Pyma, el de mayor calidad en el mundo, desde la firma del TLC con China, ha visto un desplome monumental. Cifras de la CEG a las que tuve acceso refieren que entre el 2009 y la actualidad, la producción y venta de prendas se ha venido a la baja sostenidamente producto de la invasión de prendas chinas, que ingresan a nuestro mercado subvaluadas o, lo que es peor, por contrabando.

La situación de Gamarra, me explica Saldaña, es una radiografía certera de lo que le pasa a la industria, pues en Gamarra se ubican el 70% del total de la producción textil nacional.
Por eso es que la repentina alza de la demanda de prendas, en este caso de camisetas de la selección, resultó una suerte de bendición para los productores textiles locales. Incluso aquellos que se dedican a otros sectores, voltearon a la confección de prendas deportivas, para que la fuerte demanda también les alcance.
“La promesa de PPK, de reactivar la industria en su primer año de Gobierno no se cumplió, estábamos resignados a volver a cerrar el año en rojo, pero la selección nos hizo el milagro”, añade la empresaria.
Los gamarrinos, ahora esperan terminar el año con un alza de 10% y le rezan a todos los santos para que la selección logre la esperada clasificación al Mundial, lo que – sin duda- generaría que la demanda se prolongue, al menos, hasta el primer semestre del 2018.
Lo que pasa en Gamarra no es un hecho aislado. La mayor venta responde única y exclusivamente al mejor ánimo que tienen los consumidores (en buen cristiano usted que lee este artículo y yo que lo escribo), dicho mayor optimismo responde a los buenos resultados de la selección de fútbol y tienen una relación directa en el consumo, que explica el 60% del crecimiento de la economía.
Por eso, junto a la ropa, también se ha notado una reactivación en la compra de electrodomésticos, y en la asistencia a restaurantes y bares.
En el caso de los electrodomésticos, son los televisores de alta gama los de mayor demanda. Y de nuevo, la explicación es simple, ya que para muchos es imposible costear un pasaje y estadía a Nueva Zelanda y las entradas al Estadio Nacional de Lima son caras y dependen de la suerte (mecanismo que parece será en adelante el usado), todos quieren ver en HD y en la pantalla más grande posible los goles de la selección.
Las áreas de inteligencia comercial de los principales fabricantes de televisores estiman que este año se llegará a la venta de 1 millón de unidades.
Todo este ánimo permitiría el repunte de 0,5% del PBI desestacionalizado, es decir mensual, unos S/1.000 millones más, es decir, de nuevo recurriendo a los datos del INEI, que si en agosto (última cifra reportada por el ente oficial) el crecimiento de la economía fue de 2,28%, se podría esperar una cifra cerca del 3% en octubre.
Pero aquí sería bueno decir que esta repentino crecimiento es solo un hipo producto de la fiebre mundialista, que podría alargarse si se concreta la clasificación mañana en el Nacional hasta la primera parte del próximo año, o que podría empalmar con la campaña de Navidad en la que los peruanos recibimos la gratificación y salimos a comprar regalos.

Pero ¿Luego?
Luego, nada.
No hay un atisbo de política pública para hacer que la economía pueda retornar a su senda de crecimiento sostenido. Aquí tampoco cuentan los precios de los metales, que están al alza (un alza modesta, a decir verdad), pero que son indicadores que el gobierno no puede actuar.
PPK, cuando era candidato, visitó Gamarra y habló de un plan para reactivar el sector textil y confecciones (uno de los pocos que sobreviven en un Perú, que a estas alturas del siglo XXI sigue dependiendo única y exclusivamente de sus materias primas, igual que en la época del guano o del salitre), el mismo que jamás ha visto la luz, a casi un año y medio de la llegada del economista a Palacio de Gobierno.
Por el contrario, acaba de anunciar la firma del TLC con Australia, que sería la estocada final para nuestra industria azucarera.
Ya pues, señor PPK, métase usted también un gol a favor de Perú, a favor de su economía.