LA PUERTA DE LA HISTORIA. Héroe de muchos, ideas de pocos: ¿qué pasó luego de la muerte de Mariátegui?
Tal vez una de lasfotografías más conocidas de José Carlos Mariátegui.

LA PUERTA DE LA HISTORIA. Héroe de muchos, ideas de pocos: ¿qué pasó luego de la muerte de Mariátegui?

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Tal vez una de lasfotografías más conocidas de José Carlos Mariátegui.


Por: César Puerta Villagaray

Hace 82 años, un 16 de abril, murió José Carlos Mariátegui (1894-1930). En sus cortos 35 años de existencia, sus originales ideas lo convirtieron en uno de los personajes claves de la historia peruana. En 1926 organizó la revista Amauta la cual fue, durante la primera mitad del siglo XX, la ventana a través de la cual se pudo ver a buena parte de la intelectualidad peruana. Publicó en 1928 los 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana, sin lugar a dudas, el texto más conocido de las ciencias sociales peruanas. Ese mismo año fundó el Partido Socialista Peruano, organización política que fue la génesis de casi todas las vertientes de la izquierda peruana.

Todas estas creaciones de la mente y voluntad de Mariátegui fueron, en gran medida, producto de la gran sensibilidad que tuvo hacia las profundas transformaciones y necesidades de su tiempo. Al  joven Mariátegui le tocó vivir los años, que los historiadores han denominado La República Aristocrática (1899-1919). Este periodo le reveló, sin lugar a dudas, las perversiones de un régimen político excluyente en extremo. Por su parte, el adulto Mariátegui, experimentó El Oncenio (1919-1930), lago gobierno que le mostró los límites e injusticias de la “modernización autoritaria” encabezada por Leguía

La muerte sorprendió tempranamente a Mariátegui y desde ese momento hubo intentos de apropiación de su imagen histórica. Diversos espectros de la vida política y cultural del país buscaron identificarse con él, siendo tal vez el intento de los sectores cercanos a los militares velasquistas uno de los más singulares. Estos encontraron en la famosa frase “sin calco ni copia”, la justificación perfecta a la posición ni comunista, ni capitalista que ese gobierno deseaba asumir. Para el régimen velasquista la imagen de Mariátegui como intelectual, fue como la de Túpac Amaru como personaje: una forma de justificar la política del presente con imágenes del pasado.

Pero, no solo la vida política ha tratado de apropiarse de la imagen de Mariátegui, la cultura popular también lo ha hecho. Si bien él no era un “científico social”, en el sentido moderno del término (conocido es el hecho que no tuvo una formación universitaria formal), es sin lugar a dudas, el más reconocido y famoso en la cultura y la sociedad peruana. Se ha convertido de alguna extraña forma en un ícono cultural. La figura de Mariátegui ha estado presente en pancartas sindicales y textos escolares. Incluso, hasta los años noventa, era retratado sobre los muros de la universidades públicas y, últimamente, lo podemos ver como iconografía principal de polos y maletas.

Esta presencia cultural de Mariátegui no solo se debe a su prestigio como pensador, sino también a otras cualidades que lo han transformado en una especie de héroe intelectual. Y es así, porque Mariátegui reúne en sí, características vitales especiales: fue un individuo de orígenes modestos, hecho que no le impidió estudiar y escribir; luchó a diario contra la adversidad, presente en su vida bajo la forma de su invalidez; se condujo siempre de forma consecuente con sus ideales y; sobre todo, murió siendo muy joven.

Esas características han hecho de Mariátegui alguien relativamente conocido en la cultura popular, de alguna forma tenemos una imagen de él, pero ¿sabemos algo del Perú que le tocó vivir? o ¿conocemos cuáles eran sus preocupaciones? No. Definitivamente, como sociedad, conocemos poco o casi nada de sus ideas. En este caso se aplica con justeza lo que señala Mario Vargas Llosa: «Nuestra época privilegia el ingenio sobre la inteligencia, las imágenes sobre las ideas, el humor sobre la gravedad, la banalidad sobre lo profundo y lo frívolo sobre lo serio».

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