
Por: Jaime Canicoba / @Canicoba307
Vilma Huertas / @Vilma_Lu
¿Por qué se debería legalizar en el Perú el aborto en casos de embarazos producidos por violación sexual? ¿Es la jurisprudencia internacional el camino que debe seguir los legisladores peruanos? Al respecto, prominentes intelectuales e investigadores expresas sus argumentos para respaldar la tan mentada despenalización.

Rocío Silva – Santisteban, periodista, poeta y actual Directora Ejecutiva de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, señala que se necesita un debate amplio a nivel nacional pues el tema ha venido debatiéndose de manera académica, desde hace muchos años. “Fui profesora de introducción al derecho hace 25 años y uno de los pasos fundamentales para crear una división de ‘sí’ y ‘no’ en el salón fue plantear dos temas: la pena de muerte y la despenalización del aborto, que en el caso de violación es siempre muy complejo”, recuerda.
Ella alerta sobre el peligro al que se encuentran expuestas muchas mujeres: «Muchos abortos se llevan a cabo anualmente en una cantidad alarmante, tanto en Lima como provincias, en zonas urbanas y rurales, y estos se dan sin condiciones de salubridad en situaciones de extrema pobreza, abandono, o mujeres menores de edad», asegura.
“Recordando los comienzos de mi vida, como profesora universitaria y como periodista era planteando ese tema. La primera nota que me encargó César Hildebrandt en una revista fue sobre una niña que había sido violada por un pariente que vivía en la misma cuadra de su casa, en el pueblo joven “José Carlos Mariátegui” en la zona alta de San Juan de Miraflores, y esa niña había muerto porque para abortar se había introducido palitos de tejer, provocando una septicemia generalizada. Sólo tenía trece años”, narra apenada.
Rocío Silva recuerda que Perú es un Estado laico, no confesionario, por lo que debe mantener distancia con las propuestas de credo, lo que implica que las leyes, espacios y movimientos públicos deberían estar respondiendo a una racionalidad laica y no a una de fe. Las personas que tienen una fe, ya sean católicas, evangélicas, adventistas, judías, musulmanas, pueden tomar una decisión acorde a ello, pero se plantea es la revisión de pensar que las políticas públicas se pueden revisar desde una perspectiva de fe.
“Yo no estoy planteando necesariamente que se despenalice el aborto, sino que se dé un debate público, lo que implica que los medios de comunicación, los canales de televisión, la prensa, los periodistas, los líderes de opinión puedan tener una posición al respecto. Ya ha habido debates académicos, incluso dentro de ámbitos más cerrados como en la propia Iglesia Católica, en espacios como ‘Católicas por el Derecho a Decidir’, pero esto no ha trascendido porque se evade un debate público”, sentencia.

Otra connotada personalidad que hizo manifiesto su posición fue Laura Arroyo Gárate, coordinadora de la ONG informativa “Otra Mirada” quien asegura que el “aborto legal”, plasma el derecho de practicarlo o no, de decidir sobre el cuerpo propio y, sobre todo, la libertad a elegir.
“Las mujeres que han sido víctimas de violación no es que no asuman su responsabilidad como madres: ¡es que no quisieron tener esa responsabilidad! han sido víctimas de un atropello, y no puedes sobre ese atropello uno más disfrazado de ley. No puedes atropellar legalmente a una persona cuando esa persona ya ha sido atropellada en sus derechos al ser violada y ahora, encima, está obligada a tener al hijo. Es una reproducción de violencia”, señala.
Para Arroyo que todas las religiones tengan el derecho de existir y tener representantes y seguidores no hace más que reforzar el hecho de que el ser humano tiene la libertad de elegir en qué cosas creer o no, por lo que las religiones no deberían imponerse sobre esta libertad de elegir y creer.
“Al imponerse una doctrina – y eso es lo que ha pasado en Perú – es que no tenemos un estado laico, y entonces lo que tienes es la reproducción de una creencia. De pronto tenemos al monseñor Cipriani hablando sobre temas que no le competen a la Iglesia: Que hable, pero eso no debería ser influencia en nuestros representantes políticos”. Si Perú es un país con gente de diversos pensamientos y no todos necesariamente teístas, “¿por qué adscribirse a una sola religión?”, cuestiona.
“Creo que la Iglesia Católica ha tenido un papel que ha mantenido cierto discurso conservador, cucufato y retrógrada en una serie de cosas que debían ocurrir. Por ejemplo, la legalización del matrimonio homosexual, ¿por qué todavía no existe? Y sobre el aborto”, plantea.
Con respecto a la defensa del gestante Arroyo también posee una visión clara “La vida es mucho más que el cigoto. Más bien implica contacto social, interacción social: el ser humano como ser integral, un ser social, un ser económico, su interrelación con el resto, con otros seres, con el medio ambiente, con el entorno”, asegura.

En tanto, Gisela Ortiz, del Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF), fue enfática al asegurar que “no se puede obligar a una mujer a tener un hijo que no ha sido deseado”.
“Realmente es una decisión difícil, tiene que ver mucho con nuestras propias creencias: yo soy católica y podría decir que eso es un impedimento para estar de acuerdo. Sin embargo, en casos de violencia sexual, no se debe obligar a una madre a querer a ese hijo que le recuerda de manera permanente el dolor, el trauma, la vergüenza de lo que ha vivido”, afirma.
En esta situación especial, Ortiz afirma que el aborto debería ser aceptado y legalizado, generándose además espacios para que la mujer que haya tomado esta decisión sea atendida de manera profesional y responsable, garantizándose su salud. “La madre debería estar en la posibilidad de decidir, y el Estado de salvaguardar el derecho que ella tiene a decidir sobre el futuro de ese niño que no fue en ningún momento parte de una decisión que ella ha tomado, sino más bien de una violencia que ejercieron sobre ella”, sostiene.
En este sentido, afirma que para poder ejercer la defensa del derecho de la mujer hay que desligarse de las creencias religiosas para poder pensar en lo que es el derecho a decidir “sin que se interpongan nociones como el pecado, las sanciones o el infierno, que más bien generan más temores a la persona afectada, estos temas propios de la fe que no vienen al caso”. Es necesario entonces comprender lo que significa un Estado laico.
Con énfasis en la parte laica que entraría en debate, es decir, el derecho a decidir de la mujer contra el derecho a la vida del concebido, Gisela Ortiz señala que si bien siempre habrán pros y contras, en el caso de una violación el concebido no es fruto del amor, ni del deseo de tener un hijo con la persona amada. En muchos casos ni se conoce la identidad del agresor, con el riesgo de alguna enfermedad mental o genética, lo que se agrava con el recuerdo de la violencia sexual, por lo cual es la madre quien debe decidir al respecto.
“Hay mujeres que han decidido tener al hijo producto de una violación y hay una relación bonita entre la madre y el niño, pero conste que ha sido una decisión que a la madre debe haberle costado mucho al bloquear los recuerdos negativos del padre. Es una decisión de la madre, entonces, por lo que en el caso de una violación tiene que haber al menos la posibilidad – porque en Perú ni la hay – de decidir, y que haya apoyo médico y legal para ella”, explica.
“Si la madre quiere tener al niño no habría problema, pero habría que escucharla primero, saber qué siente, para superar un trauma tan difícil como lo es la violación sexual. Siempre va a ser difícil si nos ponemos entre el derecho de la mamá y del niño, si este último tiene derechos ya desde la concepción o al nacer, y quién decide. Más allá de cualquier religión o del Estado mismo, creo que es la mamá la que tiene que decidir”, sentencia Ortiz.
Invito a leer este artículo que indica cómo se sería posible establecer el aborto en Chile desde una perspectiva de derecho constitucional, atendido criterios de moralidad, y atendido a cómo se trata a nivel doctrinario en el extranjero.
http://entropialimite.blogspot.com/2011/06/caso-hipotetico-legalizacion.html