
Después de más de 30 años de sufrimiento, dolor, angustia, lágrimas de sangre, y almas en busca de seres amados que probablemente nunca encontrarán, la llama aún sigue encendida en nuestros corazones….
Por: Jorge Weston / @JorgeMWeston
En el aniversario de los 9 años del informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), la Municipalidad de Lima, junto a los familiares de las víctimas del conflicto armado interno, se reunieron en el memorial “El Ojo Que Llora” ubicado en Campo de Marte, Jesús María para dar un homenaje simbólico a más de 70 mil almas que nos miran desde el cielo, sólo esperando que esto no se repita.
Los familiares de los caídos y desaparecidos en manos del terrorismo caminaron en busca de los nombres de sus seres queridos, los cuales fueron inscritos en piedras que rodean “El Ojo Que Llora”, para resaltar que aunque el tiempo pase siempre serán recordados con lágrimas de nostalgia y sentimientos inexplicables, porque hay situaciones donde no se puede expresar nada más que un nudo en la garganta que es atravesada por una espada llamada “violencia política”.
Cientos de personas asistieron al homenaje en Jesús María para expresar sus recuerdos y lamentos a los mártires, entre ellos escolares que representaban un gran grupo de corazones tiernos, los cuales ya están comprometidos con la causa de nunca olvidar las crueles catástrofes realizadas durante el conflicto armado interno – o por lo menos, eso se espera-.

Hay mucho que reflejar en “El Ojo Que Llora”, los comentarios de las personas – susurros al viento que se gritan desde el alma- dirigiendo su tristeza a miles de personas que están perdidas entre rincones del pasado, pero que están presente día tras día en la muralla del terrorismo, esperando cruzarla algún día para que sus familias puedan decir: “Si existe justicia en nuestro país“.
Además, las fotos de los desaparecidos y muertos, no son un retrato superficial de dolor, sino la verdadera esencia de las lágrimas, el llanto del memorial en carne viva, y ¿por qué no?, el llanto nuestro también. Existen varias formas de sumergirse en la tristeza, pero existe una manera de ser realmente condenado a ella, creer que la pérdida de los demás no es tuya, y todos perdimos con el terrorismo señores, cada muerte fue nuestra también.
“Construyamos la paz con participación, honestidad y diálogo”, reclamaba la Comunidad Cristiana en una pancarta, mientras que en otras se pedía justicia y reparación. Se ofrece tan poco en un país tan dañado, no sé hasta cuando se pueda encontrar una solución para los problemas de la sociedad, pero se estima que la justicia en este país se ilumine algún día.
Pueden ver nuestra galería especial por el aniversario del informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación [Aquí]