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Tomado del blog de Juan Sheput

Se imaginan ustedes a un capitán de un barco maldiciendo a la tormenta que amenaza con hundirlos. O al bombero que insulta al fuego que consume la casa. O al deportista que le echa la culpa de la derrota al árbitro. O a un presidente que insulta a los que no cumplen con sus deberes o la ley. Lo menos que se espera, en todos los casos, es comando, cabeza fría, reflexión y no simples comentarios sobre la realidad.

De comentarios está lleno el camino de los incompetentes con responsabilidad ejecutiva. Y estos últimos, con algunas excepciones, pululan en el actual gobierno.

A menos de un mes que el presidente García pidiera a los peruanos que no se insulten entre ellos, ha brindado declaraciones a la prensa, contradiciéndose, en las que ha utilizado la palabra marica, miserables, y otros adjetivos, para señalar a jueces, inculpados, sospechosos, etcétera, etcétera, que en los últimos días han protagonizado las primeras planas noticiosas. Este hecho, injustificable en un Jefe de Estado,del cual se debe esperar buenas formas y ponderación, se ha convertido en usual en los modales del doctor García.


Pero no es la única contradicción gubernamental. Hace pocos días, tanto el premier Javier Velásquez Quesquén como el Ministro de Justicia, han señalado que la pena de muerte es inviable en nuestro país. En sentido totalmente contrario a su Jefe de Gabinete y a su Ministro y Consejero constitucional de temas legales, el presidente García se ha colocado del lado del fujimontesinismo, al declararse partidario de la pena de muerte.

Es decir ha entrado en contradicciones con su Premier y su Ministro de Justicia (cosa por demás común en el desoreden actual). Es obvio que actúa de la mano de las encuestas, de la demagogia y del populismo. Como ven, una vez más el presidente García es él mismo, cuando tan bien lleva el papel del populista latinoamericano. Y si no me creen piensen en esta frase de antología del presidente García: «en China fusilan 5,000 personas al año y no pasa nada». Pensar que en abril de este año Alan García reafirmaba ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos su compromiso con el respeto a la vida y a los derechos fundamentales.

Por otro lado el presidente García también ha vuelto a reconocer que no le hacen caso. Ha dado la misma orden que impartió hace 4 años. En efecto ha pedido que la mitad de los policías que cuidad a ministros, fiscales, jueces, congresistas, funcionarios públicos, pasen a engrosar las filas de la seguridad ciudadana. Es una lástima que recién luego de 4 años, el presidente García se de cuenta que no le han hecho caso.

Finalmente, el doctor García, luego de reclamar una mayor lucha contra la corrupción, vuelve a entrar a una contradicción. Esta vez motivada por el dr. Castañeda Lossio y el caso Comunicore. El presidente García ha pedido que este caso no sea investigado por el Congreso sino por los jueces y fiscales.

Ha dicho, seguramente en acto fallido, que gracias a Dios tenemos jueces y fiscales. De repente ha hecho este agradecimiento pensando en que por los jueces y fiscales sus acusaciones de enriquecimiento ilícito prescribieron y el pudo volver a postular a la presidencia de la República. Tiene pues buenos motivos y experiencia para aconsejar a Luis Castañeda Lossio.

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Por Spacio Libre

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Un comentario sobre «Alan García vuelve a perder la compostura ¿Indignación o desesperación?»

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