Pagapu es el nombre que en quechua recibe la ceremonia conocida como ofrenda a la tierra. Un reconocimiento que durante milenios nuestros ancestros realizan en honor a la Pachamama, quien en su vientre ha alojado y nutrido las semillas de aquellos alimentos que sustentarán nuestras mesas.
En el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) se celebró esta ceremonia con un contexto singular, los cultivos ofrecidos eran los que se había mejorado a través de métodos de selección y procedimientos científicos. Esto en el marco del día del campesino y próximos además al mes de Agosto, inicio del verano en la serranía peruana.
Estos cultivos provenían de diversas localidades, Santa Eulalia, San Antonio Bella Vista, Callahuanca y San Gerónimo, solo por mencionar algunas. Asimismo los agricultores exhibieron sus productos, frutos de las técnicas heredadas.
El campesino ante los fenómenos naturales
“El INIA ha desarrollado variedades de arroz que necesitan entre cinco mil a ocho mil metros cúbicos por campaña alimentaria, que atentes requerían diez mil, al reducir la demanda de agua lo hace menos sensible a la escases de esta, pero no en absoluto. Lo que más ayuda a combatir estos fenómenos climatológicos es que estos cultivares requieren un menor periodo vegetativo, esto significa que al estar menor tiempo en el campo la exposición a los riesgos climáticos, insecto y otros factores es menor.”, explicó.
Enfatizó que la enorme fuente de variedad genética del país nace en los campos de nuestros agricultores. Quienes por medio del pagapu reconocen a la tierra como un ser viviente, que como una madre nos acoge y alimenta.