
Por: Javier Contreras Martínez/@javiperiodismo
54 votos a favor, tras meses de duro debate, un general enfundado en terno pero librando su mayor combate, un entorno con mucha presión de parte de algunos a los que nos les convenía que se apruebe esta ley, y trataron de tumbársela a toda costa, pero – menos mal- la necesidad nacional gobernó en los votos de los parlamentarios y desde este jueves, oficialmente, tenemos una nueva Ley Universitaria.
Desde aquella votación en el parlamento y la victoria de la «ley Mora», una avalancha de opiniones se ha vertido a favor y en contra, muchas llevadas por el acaloramiento del momento, cómo será de importante que dos ex presidentes se manifestaron: «Pincelada velasquista», según Alberto Fujimori y «Crimen del chavismo – humalista», para Alan García. La contraparte del excesivo optimismo vino de la Primera Dama Nadine Heredia en su cuenta de twitter.
Nosotros preferimos dejar que pase el temporal y ofrecerles a nuestros fieles lectores, una visión sin prejuicios y mucho más analítica, para que sea usted, quien luego de leer, reflexione y tome posición.
¿Qué se debe esperar de esta ley?, Gilmer Alarcón, abogado constitucionalista y profesor en varias universidades peruanas responde:
«Los que estamos vinculados esperamos la mejora de la protección de los derechos de los estudiantes, futuros profesionales, y la construcción de un poder universitario conforme a los estándares del principio del proceso democrático; los derechos humanos y el principio del proceso democrático, las dos dimensiones que constituyen los pilares de un Estado de Derecho constitucional y moderno, en el marco de una sociedad compleja y global. La autonomía no puede seguir siendo el pretexto para no rendir cuentas de la actuación de los que están al frente de la administración de las universidades, tanto privadas como públicas. Los que nos hemos formado en universidades europeas sabemos bien del rol del Estado en la política universitaria, Estados modernos desarrollados y con gran legitimidad en su población».
¿Nos impondrán la realización de una tesis?
Para la profesora universitaria, Luz María Orellana Marcial, el tema de la tesis, está ligado a la titulación y en nuestro país hay muchos egresados que están laborando en un puesto donde se les exige el título, entonces recurren a las universidades particulares para obtener su título profesional. «Pagan desde siete mil a quince mil soles y se ahorran un año de trámites burocráticos. Yo considero un reto para la universidad nacional agilizar los trámites tanto para bachiller como para licenciado. Con esta nueva ley ya no se podrá sustentar el título profesional en otra universidad. La universidad nacional debe reducir el camino burocrático (no la rigurosidad académica). Este cambio puede ser la oportunidad para re estructurar varios procedimientos», puntualiza.
Explica que elaborar una tesis no significa estar atemorizado, pues la tesis es sencillamente la demostración o no de una hipótesis, simplemente hay que conocer la metodología de investigación. «Estoy a favor de la investigación. Lo que sí me preocupa es la parte burocrática. Me demoré dos años de mi vida en obtener mi título profesional y ahora que soy profesora universitaria y reviso tesis me doy cuenta que no hay presupuesto. No hay docentes dedicados exclusivamente para asesorías. No solo se debe crear leyes sino dotar de presupuesto para la investigación», añade.
¿Está bien que se le exija al docente universitario tener una maestría?
Orellana Marcial responde con firmeza: «Las universidades tienen que rendir cuentas porque si bien es cierto están «creciendo», esto no repercute en la paga al docente universitario. Además no hay inversión en investigación. En las universidades «chicha» –porque no encuentro otro nombre- a cada docente le están pagando 15 soles la hora. Esto es un abuso. Entonces ¿Quiénes dictan clase? los egresados jóvenes que aceptan ese pago. Hace diez años estaba 25 soles la hora. Y la hora de clase de un catedrático ha bajado. Me pregunto qué clase de profesionales egresarán de esas universidades. Es más me dijeron que existe la modalidad virtual (graban a los docentes en sus clases y luego lo venden como material). Y por esta modalidad pueden terminar la carrera universitaria en tres años y cuatro meses. Realmente esto solo pasa en el Perú. Jóvenes estafados, docentes explotados y algunos que se enriquecen construyendo edificios que dicen llamarlos «campus universitarios». Así no se construye un país. Ojalá que esta Ley contribuya al cambio porque la situación de la universidad en nuestro país es muy grave», señala.
¿Qué es la SUNEDU?