Enviado por: Gisela Ortiz Perea (hermana de Enrique, víctima del caso «La Cantuta»)
Que difícil resulta para los familiares entender el término desaparecidos, y es que muchos de nuestros familiares, tras una mano criminal, se convirtieron o los convirtieron en “desaparecidos”; no están vivos ni son muertos, sino DESPARECIDOS. ¿Cómo darle significado a una palabra que sólo simboliza el no saber, el seguir buscando, la negación de lo ocurrido, la larga espera, la negación al duelo, al entierro digno, a la necesidad de la recuperación de la identidad? No puedo encontrar palabras, sólo sé que no los tenemos con nosotros, en nuestras familias, en nuestras universidades, en nuestras comunidades; que sentimos esa ausencia como si los hubieran llevado ayer; que en nuestra memoria se quedaron estancados los recuerdos de hace 18 años, 25 años; que no envejecen nunca. Que nos seguimos llenando de culpas de no haber impedido lo ocurrido, de no haber hecho lo suficiente para encontrarlos, de no esforzarnos por contagiar nuestra necesidad de verdad y justicia, de seguir indiferentes.