
Por: Paul Maquet
Las “matadorcitas” nos dieron en Tailandia la muestra de que sí se puede, con disciplina y coraje, poner el nombre del Perú entre los grandes del deporte. De la misma manera, la izquierda ha demostrado este fin de semana que sí puede, con espíritu de unidad y apertura mental, construir prácticas verdaderamente democráticas y sepultar la vieja costumbre de la “repartija”, rechazada masivamente por la ciudadanía. ¡Punto para Perú!
Este domingo, la Confluencia por Lima –que agrupa alrededor de una decena de organizaciones políticas de izquierda- realizó elecciones primarias abiertas a todos los ciudadanos y ciudadanas para definir el orden de sus candidatos a los comicios municipales complementarios que tendrán lugar en noviembre. Pese a que la convocatoria a este proceso electoral se realizó con menos de 24 horas de anticipación, pues circuló por las redes sociales el sábado por la noche y la votación se iniciaba el domingo por la tarde, la participación de más de mil personas dejó una lección contundente: los militantes y simpatizantes de las izquierdas quieren participar en las decisiones de manera democrática.
El proceso no ha sido perfecto ni mucho menos. En primer lugar, se votaba sobre una lista cerrada de 20 puestos (considerando dos para “invitados”); es decir, no se elegía propiamente a los postulantes, sino únicamente el orden de los candidatos ya definidos por las dirigencias partidarias. Además, ha sido improvisado: la rápida convocatoria impidió una participación más masiva de la población.

Pese a ello, no se puede negar que es un paso muy importante en el camino hacia la democratización y la apertura de los partidos políticos. Es un hecho histórico: nunca antes los militantes y simpatizantes pudieron definir el orden de sus candidatos. Ese era un tema que se decidía en cúpulas cerradas, considerando correlaciones políticas, clientelismos y cuotas de poder. Que ahora se haya decidido en forma abierta, con más de mil participantes y a la vista de todo el mundo, es un hecho inédito.
El otro elemento valioso es que NO es solo una lista de militantes de partidos. Dentro de la lista de candidatos hay representantes de diversas organizaciones sociales y ciudadanas de Lima, tales como la Coordinadora Metropolitana del Vaso de Leche, el MHOL, los comedores populares, el Frente de Defensa del Valle de Lurín, entre otras. La votación en primarias asegura que estos candidatos no vayan “de relleno” en los últimos puestos (como suele ocurrir) sino de acuerdo a su representatividad.
Cabe resaltar el hecho de que se hayan convocado como elecciones ABIERTAS y no solo para los militantes. El universo real de militantes inscritos en los partidos es muy pequeño. En cambio, el universo de simpatizantes puede ser mucho mayor, y el hecho de darles opción a participar y valorar su opinión es una manera inteligente de acercar las estructuras partidarias a la ciudadanía, mostrándose como organizaciones abiertas y no como círculos cerrados o jerárquicos. Las primarias abiertas son comunes en muchos países: ojalá que se empiecen a difundir en el Perú.
Además, se ha generado un hecho político que difícilmente podrá ser ignorado por las dirigencias en las futuras elecciones. La convocatoria a primarias fue duramente resistida por un sector de la Confluencia que hubiera preferido un método de elección más opaco y controlable. Hasta el día viernes en la noche, la mayoría de partidos había decidido que la lista era fija y debía ser “proclamada” en una asamblea, sin debate ni mucho menos votación. Esto generó una dura pugna, amenazas de no presentar candidatos, denuncias contra la “repartija”, gente que se levantaba y abandonaba las reuniones… La presión del ala “basista” dio resultado: el sábado a las ocho de la mañana se convocó a una nueva reunión (la enésima de la semana) y hacia el mediodía el acuerdo había sido cambiado: habría primarias abiertas.

Lo ocurrido ha sido educativo, pedagógico para las dirigencias. Los rostros de la mayoría de participantes en la votación lo decían todo: había muchas sonrisas y una sensación optimista flotaba en el ambiente. Algo muy raro en un evento político, aún en la izquierda, pues suele predominar el ceño fruncido, el cálculo y la desconfianza. Los militantes y simpatizantes que participaron en las primarias mostraban con sus rostros la sensación de que ha sido una victoria y que nadie se las va a quitar.
Sin duda, el clima de opinión anti-repartija que ha surgido a partir de las protestas de semanas anteriores ha contribuido a este hecho político. Con la izquierda rechazando de manera oficial la repartija de cargos en el Tribunal Constitucional y Defensoría del Pueblo, y respaldando activamente las protestas callejeras, hubiera sido incoherente que las cúpulas partidarias aprueben una lista de candidatos al caballazo.
Este es un pequeño pasito, con los errores señalados y los puntos positivos mencionados. Para las próximas ediciones, obviamente, se tendrá que avanzar mucho más para institucionalizar esta práctica. Cabe esperar que las primarias abiertas se generalice poco a poco y que se destierre la costumbre de dar prioridad a los candidatos que realizan “aportes” para la campaña o que tienen más afinidad o amistad con las cúpulas y los caudillos. Recordemos que ese es el origen de todos los comeoro y planchacamisa que pululan en nuestro folklore político.
¿Primarias abiertas? jajaja fantasía pura y dura.
Veamos las cosas en su real dimensión. En primer lugar, las bases, sí, las bases acordaron aliarse con otras fuerzas políticas como las que encarna Yehude. Esto no le gustó al ex cura Arana y por eso hizo cuestión de estado. Él fue el principal artífice para que las «direcciones» nacionales objetaran primero y luego se trajeran abajo el acuerdo real de las bases tomado en el local de Construcción Civil. En segundo término, esas mismas direcciones impusieron/designaron/eligieron a sus candidatos con lo cual el cuoteo se consumó. Finalmente, lo de ayer domingo fue un amago de maquillar democráticamente la lista/repartija de las direcciones nacionales. Eso fue P. Maquet.
pd. ojalá que aparezca mi comentario y no me veten/objeten como tiene costumbre la mancha del ex cura.
Seria interesante conocer el significado que le da el comentarista anterior a «bases», pues su convicción al sostener que las «bases» acordaron aliarse a fuerzas políticas como las de Yehude me hace pensar que maneja definiciones diferentes a las del común, pues en la plenaria o asamblea extraordinaria de la confluencia es que se termino de decidir que la confluencia, como antecedente válido del Frente Amplio en Lima, no iría con Yehude Simon.
Por tanto, hasta donde sabemos no hubieron «bases» que eligieron aliarse con fuerzas como Yehude, pero sí hubo la dirigencia de un partido y un movimiento que estuvieron muy animados en aliarse con aquel que no sólo no sumaba en votantes (por lo que también cuestiono la definición de «fuerza política» del comentario), sino que, su pésima dirección para aliarse, participar y defender hechos producidos en el gobierno aprista como el «Baguazo», restaban credibilidad a la opción de izquierda que se busca construir.