
¡Sorpresa!, ¡golpe en la polla!, ¡triunfo de un outsider!, son frases que nunca más que hoy son precisas, y es que la academia sueca volvió a sorprender al mundo condecorando con el premio Nobel de Literatura a un escritor que no aparecía en la terna, que no es autor de best sellers y que no es tan mediático como los que se «creía» eran fijos. Patrick Modiano, francés, 69 años, por el «arte de la memoria con la que ha evocado el más inasible de los destinos humanos y descubierto el mundo de la vida de la ocupación», ha sido condecorado como el nuevo rey de las letras como sucesor de Alice Munro, Mo Yan y Mario Vargas Llosa, los últimos galardonados.
Sin embargo, para quienes lo hemos conocido (a través de sus libros), no nos es difícil entender la decisión de la academia, en verdad se trata de un autor consagrado, cuya prosa tercamente centrada en la Francia de la segunda guerra mundial revela mediante historias bien concebidas las atrocidades que el ejército Nazi cometió contra los que tenían procedencia israelí (como el autor).
La primera vez que leí a Modiano tenía 15 años, y encontré «La Place de l’Étoile» (el lugar de la estrella) en uno de los rincones de la antigua biblioteca de la Alianza Francesa en Miraflores, me sorprendió porque estaba escrito en un francés muy sencillo (muy lejano de la difícil sintaxis de El Principito, libro por el que todos los estudiantes de francés de mi época empezábamos) y hablaba de un tema muy tocado por esta parte del mundo: el sufrimiento de la gente que vive en medio de conflictos, en sus descripciones me daba la impresión que retrataba los años de Sendero en Perú, impresión que fue confirmada por un amigo mexicano que me confesó que al leerlo pensó que se refería a la época del Tri. Esta cercanía en su lenguaje y en su forma hizo que le agarré «camote» y no paré hasta terminar de leer aquella novela y sus hermanas: La ronda de noche y Los bulevares periféricos.
Y es que Modiano es de esos escritores que creen en la literatura como una herramienta para cultivar la memoria (frase tan carente en nuestro contexto) y reclamar por los derechos humanos, si no que lo diga Dora Bruder, que en el fondo representa a todos los que murieron en el holocausto y todos los que mueren incocentemente por culpa de guerras, conflictos y disputas de los «grandes» y ante la pasividad de otros cuantos que pareciera esperamos nuestro turno.
Quien lee a Modiano percibe ese asco por una sociedad que mata, que destruye, que no se da cuenta de las atrocidades que comete, quien lee a Modiano no se puede quedar sentado, es de ese tipo de literatura que llama a la acción, o por lo menos a la reflexión.
Merecido el premio a Patrick Modiano, a la Francia que desde la Bastilla ha sido foco de la libertad y de los derechos humanos, y que hoy celebra en este autor Israelí- Belga – Italiano – Francés, a una de sus mejores plumas.
Redes
Y como era de esperarse las redes se inundaron de saludos, datos, y manifestaciones a favor y en contra de nuestro nuevo nobel. La escritora peruana radicada en Francia Patricia de Souza celebró el acontecimiento:
En tanto, el politólogo y docente Fernando Tuesta tomó la designación como una invitación para leer las obras del galardonado escritor.
¡Habemus Nobel!, a conocerlo (o leerlo).



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