Parte del trabajo del fujimorismo fue la invención del mito. Sin héroes, el fujimorismo en los noventas trabajó arduamente para convertir a Alberto Fujimori en el salvador del país. Una especie de Bolívar como para los venezolanos y Chávez. Una imagen movilizadora que pudiera ser venerada en costa, sierra y selva.
Por Roberto Bustamante Vento
@elmorsa
Fujimori, el mito, era invencible. Se enfrentó a la vieja política, a los corruptos de antaño, a los terroristas, a los burócratas mediocres y a todos derrotó. ¡Incluso derrotó a los vecinos ecuatorianos!
Pero, claro, detrás del mito, estaban los crímenes y robos. Se calcula en 14 mil millones de dólares el costo de la corrupción (entre los presupuestos secretos del Servicio de Inteligencia Nacional, los fondos robados de las donaciones, dinero que desapareció de las privatizaciones, fondos de salvataje a bancos que luego se liquidó, etc.). Y crímenes de lesa humanidad (secuestro, asesinato de líderes sindicales, desaparición forzada, tortura, etc.).
El mito luego inventó a la figura del «caviar». «El caviar» era el nuevo enemigo, aquel supuesto poder en la sombra que podía conspirar contra esta figura mítica. ¿Denuncias de compra de congresistas? Seguro eran invenciones de los caviares. ¿Denuncias de narcotráfico en el SIN? Los caviares estaban sembrando mentiras. El fujimorismo se pasó varios años burlando la ley y las investigaciones acusando de complots transnacionales. Solamente cuando aparecieron los videos filmados por el propio SIN, algunos aceptaron que habían vivido una mentira. Otros sabían de la mentira y también juraron inocencia.
Hoy hay decenas de acusaciones e indicios que señalan los vínculos del fujimorismo otra vez con el narcotráfico. Ya ni siquiera son casos aislados, sino de actividades recurrentes. Congresistas y altos miembros del partido Fuerza Popular acusados de lavado de activos, de asesinato de fiscales, de narcotráfico. Algunos conspicuos fujimoristas dicen que todo es una invención de los caviares, el gran enemigo jurado del mito. Una gran conspiración. Algunos son conscientes de las denuncias y su asidero a la verdad y responden con guerra sucia. Otros, quizá inocentes, están convencidos de la existencia de una especie de Club Bilderberg conformado por profesores de la PUCP y de la UNMSM, por gente cercana a la CIDH, un premio Nobel y dos o tres periodistas. Que todas las semanas conspiran para sembrar estas nuevas mentiras. Tal cual los noventa.
Y, como va la tendencia, es probable que los fujimoristas ganen y nos pasemos cinco años de negar las denuncias y los indicios de corrupción.
Hasta que aparezca otro video con alguna prueba ya tan evidente que veamos a todos esos mismos fujimoristas clamar inocencia y que la culpa la tenían «los caviares», porque de ellos uno no se puede confiar.
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