Era diciembre del 2007. Evo Morales, en medio de las tensiones políticas, propuso al congreso someter a votación popular los cargos de Presidente de la República, Vicepresidente y de los nueve prefectos que gobiernan, en mismo número, los departamentos de Bolivia. La Cámara de Diputados lo aprobó, pero el senado (dominado por la oposición) la mantuvo en la congeladora, quizás esperando el momento adecuado.
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