En plena resaca por el aflojón mensaje del presidente Pedro Pablo Kuczynski, las actividades anaranjadas siguen preocupando a un gran sector que sí quiere hacerle la contra a la corrupción. Ahora se suma, a la historia empresarial de la familia Fujimori, la aparición de un gerente estrella a quien los hermanos Kenji y Hiro depositan una, por decir lo menos, inquietante confianza.

Redacción Spacio Libre
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En la primera parte de un informe publicado por La República, elaborado por los periodistas Edmundo Cruz, Daniel Yovera y Jorge Weston, se notan los principales detalles de cómo las empresas vinculadas a los prósperos hermanos Fujimori, mientras van en aumento sus capitales, cambian de nombre o razón social; un mecanismo denominado capitalización de créditos y que funciona bajo una forma de pago por deudas con emisión de acciones a favor del acreedor y así este se convierte en accionista y socio del deudor. O sea, felices todos.
La pieza clave, el recurrente, la figura destellante, al que siempre se le ve en los primeros planos de las mejores escenas es a Vladimir Alexeis Ortega Vidal, un joven de 27 años que aparece, desde hace cinco años, como representante y hasta como gerente general en las reuniones del directorio de estas empresas, algunas acreedoras, luego convertidas en socias.

Este jueves, La República presenta un segundo informe donde se revela la relación que tiene el joven Vladimir Ortega, con el preso exdictador Alberto Fujimori. En realidad, la cercanía con el mandatario es a través de su padre Raúl Ortega Orellana, policía en retiro, exintegrante del escuadrón Los Sinchis y –lo más importante- ex guardaespaldas personal de Alberto Fujimori desde 1996 hasta la fuga del hoy reo de la DIROES.
Según reporta el diario, Ortega Orellana fue contactado por ellos para tratar de explicar cómo su hijo ascendió tan rápidamente en los negocios de los hermanos Fujimori.
El miércoles 7 del presente logramos comunicarnos vía teléfono con el mayor Raúl Ortega. Le pedimos una entrevista personal para un informe sobre el ex presidente Alberto Fujimori. Sabemos que usted conoce bastante al personaje, le dijimos. Se mostró dispuesto a aceptar, pero luego planteó una cuestión previa.
-Yo estoy muy lejos, trabajo en Sepahua (provincia Atalaya, región Ucayali) y, bueno, tendría en todo caso que pedirle permiso, primero una antesala, una reunión con don Alberto (Fujimori), porque siempre es bueno hacerlo, más que todo por respeto a la persona de quien se va a hablar–, declaró el mayor PNP. Además advirtió que bajaría a Lima recién el próximo 22.
Para superar el impasse de tiempo, sugerimos optar por las preguntas y respuestas escritas.-“Voy a consultar por teléfono, no tengo inconveniente, pero con la venia de don Alberto Fujimori”, insistió.
Luego de esas conversaciones, la comunicación se hizo menos fluida, hasta que simplemente no hablaron más.

La relación con Fujimori es notoria. Accede directamente a él, le pide permiso para brindar declaraciones y su hijo forma parte –importante- de los negocios de los hijos de Fujimori. Negocios que como demostró la primera parte del informe de La República, crecieron con compras y ventas entre ellos. ¿Cómo?
La historia es así:
Limasa, fundada en 2009 por Kenji y Hiro Fujimori (luego se asocia Ynaba Reyna), en noviembre de ese año, su capital pasó de 250 mil soles a 991 mil soles en diciembre gracias a, según dicen, aportes individuales. En mayo de 2012 aparece FM Capital Partners (Hiro Fujimori y Daniel Scott Matson como socios), con 1000 soles de capital y un joven Vladimir Ortega, de 22 años, ya se presentaba como gerente general.
Hasta aquí el guiso ya se dejaba empezar a oler. Para 2014, se funda Inversiones Perú Japón SAC en donde nuevamente Ortega, de 25 años, aparece como gerente. En esa gestión se logra un importante préstamo de 1 millón 470 mil dólares a Sankyo Global Logistics (Canadá). Inversiones Perú Japón SAC fue absorbida por Limasa y asume la deuda y hace tratos con la sede central de Sankyo en Japón. Entonces, con una serie de pagos convincentes y enamoradores a la empresa de logística, Sankyo Corporation se hace accionista de Limasa y lo celebran en Tokio – Japón, con los socios presentes para la foto.
A su retorno, Limasa cambia de nombre a Integrated Global Logistics (IGL) y quien se encargó de todos los trámites y papeleos en notarías fue el siempre fiel y ya mencionado Vladimir Ortega.
Las responsabilidades designadas a al joven de Comas parecen tener muchos frutos, la vertiginosa subida de las empresas mencionadas lo convierte en un hombre de negocios muy exitoso y uno puede estar casi seguro de que en los próximos años él se presente para un puesto del Estado. No caería nada mal que instituciones como el Ministerio Público, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) o la SUNAT le den un vistazo al historial de la triunfadora IGL, aunque sus asesores legales y socios, Carlos y Miguel Torres Morales (el último es congresista de Fuerza Popular), manifiestan que estas empresas fueron bien constituidas y que son supervisadas constantemente.
(Fuente: La República, Proética y La Mula)