LA PUERTA DE LA HISTORIA. Algunas dificultades de la enseñanza y el aprendizaje de las ciencias sociales en la educación escolar
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LA PUERTA DE LA HISTORIA. Algunas dificultades de la enseñanza y el aprendizaje de las ciencias sociales en la educación escolar

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Por: César Puerta Villagaray

Tratar de esbozar una breve reflexión sobre las ciencias sociales en la educación escolar exige tomar conciencia de la existencia de diversas variables que actúan simultáneamente como dificultades en la enseñanza y el aprendizaje de las mismas. De allí que si bien la lista de esas dificultades puede ser extensa, solo se comentan dos, fundamentalmente, porque se considera que tienen una mayor incidencia.

Una primera dificultad es la falta de claridad y consenso sobre cuáles son los propósitos o finalidades del aprendizaje de las ciencias sociales. Esta situación está presente en varios de los actores del proceso educativo. Así, en un extremo están los estudiantes, los padres de familia y los ciudadanos en general, los cuales no logran comprender por qué y para qué se deben trabajar, por ejemplo, aprendizajes relacionados a la historia y la ciudadanía. Consideran que se desaprovecha un tiempo valioso, el mismo que podría ser utilizado en otros contenidos más “útiles”, como la matemática o la educación para el trabajo.

En el otro extremo, están los formuladores y gestores de las políticas sobre currículo, los cuales no llegan a establecer un consenso sobre cuáles son los posibles fines que deben orientar el aprendizaje de las ciencias sociales en el ámbito escolar. Tal vez, ¿deben desarrollar la identidad social? o ¿pudieran contribuir a la consolidación de la nacionalidad? Un mejor fin podría ser ¿coadyuvar a la formación de la ciudadanía? o ¿deben acaso desarrollar capacidades cognitivas específicas? En definitiva, ¿tal vez tratar de lograr todos esos fines a la vez?

Una segunda dificultad presente en la enseñanza y el aprendizaje de las ciencias sociales es que hoy en día la escuela debe competir con otros marcos de referencia formativos para el estudiante. De esta forma tenemos fenómenos que influyen poderosamente sobre los estudiantes como son, entre otros, la cada vez más intensa vida social, la influencia de los medios de comunicación y la abundante, y no siempre inocua, información disponible en internet. Esa influencia sobre los estudiantes se da principalmente en los valores que asumen, los conocimientos que poseen y, sobre todo, las  “creencias” que manejan sobre diversos temas. Por ejemplo, esas “creencias” sobre la historia pueden llevarlos a afirmar con cierta “solvencia” que “Grau es el Fantasma de los Mares” (sic).

De esta forma hoy en día es más impactante en el proceso formativo de los estudiantes, por mencionar dos casos, la conducta errada exhibida por un político que logra burlar la ley y la rápida notoriedad mediática que puede alcanzar algún personaje cuyo único mérito es protagonizar un escándalo. ¿Qué hacer con esas situaciones? Impermeabilizar la escuela a esas influencias. Imposible. Como señalan algunos expertos lo que se debe hacer es tomar esas situaciones y generar con ellas oportunidades de aprendizaje.

Po eso tiene gran importancia en la actualidad lo que señala el investigador argentino Mario Carretero sobre como la enseñanza de la historia y en general las ciencias sociales, no debe circunscribirse solo a la escuela, sino debe estar orientada hacia un contexto cultural más amplio. Señala que debe desplazarse espacialmente “hacia afuera de la escuela”.

El aprendizaje de la historia y de las ciencias sociales, debe hacer de las diversas situaciones problemáticas oportunidades de aprender.

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