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Foto: Internet

Por: Carmen Contreras Téllez

Dejamos la marcha de lado. Ponemos las cartas de las represas del río Marañón sobre la mesa.  En el gobierno de Alan García, se promulgó la ley Corina (Ley n° 29760) que consiste en el represamiento de los ríos Marañón y Huallaga para producir electricidad e irrigar tierras en la costa. A su vez, el ex presidente estableció el Decreto Supremo  020 en el que se provee la construcción de veinte represas en el río Marañón. Esta obra generaría una cantidad significativa de electricidad, aproximadamente 12, 400 megavatios de energía.

La agencia de noticias Alerta Perú hizo un reportaje en el cual señalan su visita a pueblos que viven del río Marañón y la falta de conocimiento de estas obras. Desde ya, los pobladores rechazan el proyecto y no se muestran interesados en permitir esta clase de construcciones, de los que son conscientes, les afectaría de diversas maneras.

Los pobladores de Manseriche, ubicada en Loreto, en donde se construirá una gran represa, viven de la pesca del río en cierta época del año. Los peces son muy abundantes y toda la población se concentra en esta actividad.

Sin embargo, esta clase de proyectos pertenece a la larga lista de problemas socio-ambientales que ha arrastrado el gobierno anterior y que, ahora deja a Ollanta Humala en una incómoda posición.

Una de las desventajas de una represa es el control del caudal del río, que es cambiante y que por lo tanto genera cambios en el ecosistema a través de los animales que dependen del nivel del caudal, como son los peces o caimanes, quienes necesitan de las crecientes de los ríos para su reproducción; si el río se domestica y conserva el mismo nivel a lo largo del año, estas especies desaparecerían a lo largo de los años.

Además de alterar el ciclo natural de los ríos y la pérdida de la biodiversidad, afectan directamente a las comunidades aledañas a la zona, por ejemplo la pesca que va dirigida a consumo diario de la población.

Otro proyecto similar es el de Inambari, que tiene como objetivo exportar la energía producida por la hidroeléctrica a  Brasil. Aproximadamente, 460 kilómetros cuadrados serán inundados.

Ambas situaciones, entre otras que no se han tocado y que probablemente desconozca, avanzan contra el reloj para el Presidente de la República. ¿Qué será de estos pueblos que esperan que se cumpla lo prometido en los mítines y que esperan acogerse en la ley de la Consulta Previa? ¿Qué elegirá Ollanta: Pueblo o socio económico estratégico?

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Por Spacio Libre

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