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Lo que ha hecho PPK este domingo, previo a la Navidad, no solo es ilegal e ilegítimo, sino que es una soberana burla a las víctimas de Alberto Fujimori y a sus familiares, aquellos que desde 1992 estuvieron buscando justicia. Justicia que les llegó el año 2009 cuando el dictador genocida fue condenado a 25 años de prisión.

Hoy PPK ha negociado su pellejo entregando un indulto que nunca le fue ajeno desde el año 2011 cuando era «PPKeiko» y apelaba a las «capacidades» de Keiko Fujimori para congraciarse con este sector. Un indulto que nunca fue rechazado cuando llegó a la presidencia y que desde el 29 de julio de 2016 se convirtió en un factor de negociación con el fujimorato.

Una negociación que aparentemente iba por el lado equivocado, porque no era con Keiko con quien debía coordinar, sino con Kenji. Acuerdo que llegó al final de la cuenta el día de la vacancia, cuando Alberto Fujimori llamó a 9 congresistas a pedirle que «No lo abandonen» y abstenerse así en una votación que tenía como «premio» la cabeza de Kuczynski.

La escopeta de dos cañones fujimorista ha funcionado bastante bien. Lo reconoce Keiko al saludar la libertad de su padre, lo reconoce Kenji al hacer lo mismo. El objetivo final era el mismo y hoy se ha concretado. Liberar a Fujimori.

Así de patético es el asunto. PPK salvó su presidencia a cambio del indulto. Y hoy sus ministros y allegados no lo pueden negar. El indulto fue negociado, fue la carta que se usó para salvar el pellejo.

Ni Alan García, coquetísimo con el fujimorismo, ni Ollanta Humala en la peor de sus crisis usaron el indulto para concretar un acuerdo. Un pusilánime y arrinconado Kuczynski lo hizo. Su baile mediocre, no alegra. Su cobardía no nos emociona, ni nos enorgullece tener un presidente que hipotecó el último bastión de la lucha contra la dictadura.

Hoy nos toca defender esto en las calles. Luchar por la memoria de los muertos de La Cantuta, del niño de Barrios Altos y sus vecinos, de los campesinos del Santa, de todos los desaparecidos que aún hoy claman justicia y se estrellan contra la ofensa que se ha perpetrado.

Por dignidad, varios deberían renunciar. Este pacto por la impunidad no debe prosperar. El indulto es un insulto. Te quedó grande la camiseta Pedro Pablo, así no se legitima un gobierno. Así no. No con traición. Así no.

Desde Spacio Libre hemos estado en cada paso de la extradición y del juicio a Alberto Fujimori y hemos reclamado cada vez que el indulto se cocinaba. Hoy no nos quedamos callados. Esta afrenta no quedará impune. Esta no es una nochebuena para los familiares, con los que hemos estado en cada paso. Esto no se queda así. Esta traición y esta burla, no pasarán.

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Por Spacio Libre

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