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Foto: La República
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Por: Jesús Martín Crisólogo Galván 

La crisis educativa del país es estructural y decirlo, escribirlo, no es inventar la pólvora. Cualquier persona medianamente informada lo sabe.

Esta crisis comienza en cada de casa de los peruanos. No solo de los sectores pobres, sino también en los sectores AB. Los primeros por sus carencias, como todo lo que genera al interior de las familias: frustración, ignorancia acentuada, proyectos de vida postergados, repetición de los círculos de la pobreza, exclusión… Los segundos, por excluyentes, por acomplejados sectarios y por el poco interés de trabajar un proyecto único de país.

Culpar a un sector es simple, aunque es posible encontrar el origen y trabajar por ahí, y es la familia. El hogar, la familia, no solo es el espacio de reunión de sus integrantes, es el espacio de formación inicial de la persona. La Iglesia católica y su cardenal, que cada día se mete más en política, debería trabajar algo en el tema, muy al margen del Estado y la misma familia. Si la familia es sólida, los hijos tienen mayores posibilidades de éxito futuro personal, familiar y obviamente ello beneficiará al país, el resto es rollo político, religioso y hasta académico.

Decir ahora que nuestra educación básica es mala, es un refrito. ¿Acaso se puede tener buena educación básica con profesores mal formados? ¿Se puede tener una buena educación básica con infraestructura precaria, con planes y programas centralistas, excluyentes, con chicos mal alimentados? ¿Acaso la mayoría de peruanos no sabe todo esto? Y seguimos con los medios masivos de comunicación, con la escuela, la sociedad cada día más violenta, el poco presupuesto que le asigna el Estado al sector, a la computadora, a la televisión, al smarphone, a los incas y a los españoles, etc… El asunto es que nadie se quiere hacer responsable del tema y todos plantean fórmulas maravillosas de solución, mientras otros comentan del tema solo un rato y cuando hay elecciones.

El país es desigual, hay muchas necesidades que cubrir, injusticias, abusos, delincuencia, y un largo etcétera de problemas, pero también hay problemas que se están trabajando y bien. El trabajo en el sector educación no es el mejor del mundo pero sí hay esfuerzos en ello y hay resultados que tampoco podemos negar. Desde los primeros resultados en 2001 en que se ubicó al Perú en último lugar en la prueba Pisa se ha trabajado mucho, casi silenciosamente.

Veamos. Desde que el Perú participa en la prueba Pisa (2001) se ha mejorado 76 puntos en matemática, 57 puntos en comprensión lectora y 40 puntos en ciencia. No solo eso, en el mundo hay 194 países y en esta prueba solo han participado 64, además de que países de la región como Bolivia, Ecuador, Paraguay y Venezuela no han participado. ¿Cómo podemos ser los últimos en el mundo y últimos en Sudamérica si cuatro países de la región no han participado?

Brasil, potencia mundial, ha caído cinco puntos, Uruguay, uno de los países más cultos de Sudamérica ha caído ocho puntos, y Colombia, con el movimiento cultural intenso que tiene, ha caído diez puntos. El Perú ha caído dos puntos. Y si bien es cierto estamos jalados, estamos avanzando y de seguro que en unos años más nuestros jóvenes estudiantes de la educación básica aprobarán esta prueba. La explicación estaría en que el avance educativo del país no es tan rápido como los países asiáticos, pero según los indicadores estamos avanzando.

La educación en el Perú no es más mala que antes de los resultados, como la educación en Finlandia sigue siendo tan buena como antes de los mismos, solo que los países de Asia han avanzado más. La diferencia está en que Finlandia ha pasado del puesto dos al duodécimo y este resultado de la prueba Pisa ha obligado al gobierno a reunirse con los encargados del sistema educativo en el país para ver qué pasó y qué hacer para mejorar tamaño bajón.

Y sin ser defensor del gobierno de Ollanta Humala, es mezquino darle con palo por los resultados, más aún por la candidata del fujimontesinismo que publicado en su twitter que “el gobierno familiar” del Humala nos ha llevado a ser últimos en educación. No somos voceros del gobierno, pero se debe recordar que el “gobierno familiar” de su papá, Alberto Fujimori, llevó al Perú a ser primeros en corrupción en la región y uno de los más corruptos del mundo. Gobierno familiar que incluyó al tío Vladimiro, al tío Aritomi, al tío Santiago, al tío Pedro, al tío Augusto, a la tía Rosa, a la tía Juana…sus hermanos y a ella misma.

Sobre el autor

Por Javier Contreras

Periodista de la Universidad Jaime Bausate y Meza. Interesado en investigar temas relacionados a la cultura, educación y sociedad. Sueño con un mundo mejor, más justo, honesto y solidario y creo que el periodismo es una herramienta para conseguirlo. Comprometido con los derechos humanos pero no con el falso activismo.

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