El analista político Carlos Bedoya hace una densa crítica a la escena política actual, y señala qué falta por hacer luego de la apretada victoria (hasta ahora) de Pedro Pablo Kuczynski (Peruanos Por el Kambio) ante Keiko Fujimori (Fuerza Popular).

Por Marquiño Neyra
@AndyNeyraY
Keiko Fujimori ha sido derrotada otra vez en una elección presidencial por una agenda antifujimorista, señala Bedoya en Otra Mirada, y es debido no solo a nuestra memoria del Gobierno Fujimori-Montesinos, sino por las arrugas que ha evidenciado la esencia fujimorista en sus arterias, como la joyita Joaquín Ramírez y aportes millonarios de involucrados en los Papeles de Panamá, entre otros.
“Basta decir que un gran bolsón del electorado que le dijo No a Keiko es joven y no vivió el primer fujimorismo, o al menos no con la suficiente consciencia”, recalca el analista.
En el 2011, Keiko perdió a manos de una opción del campo que luego traicionaría Ollanta Humala al interpretar erradamente que había ganado solo y no debido a una coalición antifujimorista.
Humala tuvo la oportunidad de “desfujimorizar” en su mandato, en correlación con el legislativo y por su popularidad. Era necesario para intentar deformar esas columnas fujimoristas y no tener lo que tenemos hoy, pero optó por un proyecto «familiar-patrimonial» que fortaleció al fujimorismo, señala Bedoya.

Luego de una serie de sinsabores, colectivos, marchas y tretas destapadas, este año Keiko ha saboreado de nuevo la derrota, pero a manos de Pedro Pablo Kuczynski, que tuvo que sumarse, por supervivencia, al frente anti-Fujimori. Inclusive, indica el analista, PPK ha sido tan mal candidato que eso no fue suficiente y necesitó a Verónika Mendoza (Frente Amplio), que hizo una ardua campaña, tanto en castellano como en quechua, para evitar el retorno del narcoestado a Palacio.
Sin ese apoyo, PPK no hubiera sacado casi el doble de votos que Keiko en el sur del país.
“Fuerza Popular tiene una sobre representación parlamentaria que no corresponde con su votación efectiva, sino más bien con una cifra repartidora mañosa; el triunfo de PPK ha sido posible gracias al voto de quienes quieren desfujimorizar el país, lo que incluye una lista amplia de medidas democratizantes en la política, la economía y la sociedad”, enfatiza Carlos Bedoya.
PPK tiene dos alternativas: traiciona a los que han votado por él, pactando con Fuerza Popular el apoyo en el Congreso, o cumple con los compromisos, entrando al campo de la centro izquierda y usando Decretos de Urgencia cuando el fujimorismo le agobia y se le haga difícil desde el legislativo.
“Tendrá que evitar dar la señal de un gobierno débil”, indica Bedoya. Solo le queda moverse hábilmente en las brechas que ha dejado la grieta anti-Fujimori en el campo de la derecha económica y mediática, secuela de los casos Ramirez-Chlimper. Y aprovechar las contradicciones que la derrota de Keiko ya ha empezado a generar.