Por: Fernando Rospigliosi
Tomado de. Espacio Compartido
Hoy el país está gobernado por una alianza de los que pasaban por la salita del SIN para recibir instrucciones, prebendas y dinero de Vladimiro Montesinos y los que, más recientemente, visitaban la suite de Fortunato Canaán en el hotel Country para tramar negociados y financiar campañas electorales.
Esos fueron los autores intelectuales –algunos también materiales- de la sentencia que me impuso la Comisión Permanente del Congreso el martes 31 de marzo. Se trata como es evidente de una represalia política de los corruptos por la denuncia que realicé el 5 de octubre del año pasado, los llamados petroaudios.
Primera conclusión: esa denuncia afectó a la cúpula del gobierno. Si no fuera así, no podrían haber movilizado todas sus fuerzas parlamentarias para imponerme una absurda sanción.
Los comprometidos con la corrupción no son funcionarios periféricos o de segundo nivel. Ellos no tienen la fuerza para mover los engranajes corruptos del Apra y el fujimorismo. Es la cúpula del gobierno la que ha reaccionado.
La señal que pretenden dar es clara: los corruptos tienen la sartén por el mango y son impunes. Los que se atrevan a denunciar la inmoralidad del gobierno sufrirán las consecuencias. Varios han sido despedidos de sus trabajos -Augusto Álvarez, Fernando Ampuero, Pablo O´Brien-, otros penden de un hilo, y a los que pueden, les imponen una abusiva sentencia, como a mi.
Segunda conclusión: buscan reafirmar indudable y abiertamente, que el poder de la corrupción no puede ser derrotado, desmoralizar a los que luchan contra ella y establecer que están dispuestos a aplastar a todos los que se les opongan, por cualquier medio.
En el Poder Judicial manejan las cosas a su antojo. Ya han transcurrido seis meses de la denuncia y todo está paralizado. La inmensa cantidad de materiales incautados por la Policía y la Fiscalía está en manos de jueces que dependen de César Vega Vega, uno de los varios operadores del Apra en el PJ.
Tercera conclusión: el manejo corrupto de las instituciones -Congreso, Poder Judicial, etc.- les está permitiendo avanzar en el camino de la impunidad, al igual que en el primer gobierno de Alan García.
¿Se saldrán con la suya otra vez?
No necesariamente. El mundo y el Perú han cambiado. No tanto como quisiéramos, pero algo se ha avanzado. Hoy día Montesinos está preso y Alberto Fujimori a punto de ser sentenciado. Los petroaudios pusieron en evidencia la podredumbre del gobierno y un gabinete cayó.
No es gran cosa todavía, pero muestra que se puede lograr algún avance en la lucha contra la corrupción. Lo mismo ocurrió en el campo de los derechos humanos. La Comisión de la Verdad fue un gran logro. Después vino un retroceso al final del gobierno de Alejandro Toledo y una regresión descomunal con Alan García. Pero incluso ahora, han tenido que recular y aceptar el Museo de la Memoria con una comisión de lujo para los estándares peruanos.
Última conclusión: hay que seguirla peleando, todos los días, cuesta arriba. Vale la pena.