VOZ ALTERNA. La «fregata» de la fragata
Foto: Juan Pablo Azabache de La República

VOZ ALTERNA. La «fregata» de la fragata

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Foto: Juan Pablo Azabache de La República


Por: José Miguel Silva Merino
La noticia la sacamos primero nosotros en la chamba. Fue uno de esos golpes de suerte que hace realidad el dicho, a quien madruga… Dios lo ayuda. “Llega al Perú una fragata inglesa desde Las Malvinas”.

Me comuniqué de inmediato con un compañero y le pedí que verifique la nota y la publique de inmediato. Allí empezó la semana más difícil para Rafael Roncagliolo en sus ocho meses como canciller.
Perú había aceptado que un buque británico entre al Callao, dejando por segundos de lado que Argentina celebra 30 años del aniversario de la guerra por “Las Malvinas”. Importante detalle.

Sin querer nos metimos en un lío grande y al Canciller, de notorio espíritu regionalista se le vio, en sus posteriores declaraciones, contradictorio, lento y hasta poco hábil para resolver una crisis de este tipo.

El mismo lunes en la tarde se canceló la visita de la fragata y el martes se salió el mar del Callao. La prensa no soltó a Roncagliolo y los fujimoristas se le colgaron al cuello. La piñata había sido colocada en Torre Tagle.

Ahí entonces yo también, con cabeza caliente porque no olvido aún que Menem le vendió armas a Ecuador en la guerra que tuvimos hace unos años, consideré que el ministro debía irse.

No obstante, quizás el punto de quiebre lo marcó esa nota «diplomática» inglesa.

El papel ese era por lo menos irrespetuoso con nuestra soberanía. Mencionaban el tema de las inversiones como si eso fuera algo por lo que un país debe basar sus decisiones de Estado.
Ni Venezuela con su chavismo petrolero, ni Estados Unidos con su TLC debe ponernos la agenda, menos aún los británicos que son incapaces de sentarse a conversar con otro país para aclarar la posesión de una isla.

Ayer viernes, con los ánimos más tranquilos y tras un par de silencios necesarios, las aguas parecían volver a su nivel.

Hubo errores. Roncagliolo no tiene la culpa de uno que otro asesor incapaz. Pero de ahí a dividir el país existe, es otra cosa.

Al final, si se defiende un soberano pisco o una chicha morada, no tiene porque costarnos rechazar que ningún comunicado, venga de donde venga, nos marque la agenda.

Esa la escribimos exclusivamente nosotros, los peruanos. I»m sorry about that.

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