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Por: Brighit Cornejo Luyo
@brockslife

El proyecto minero Tía Maria de Southern Perú es uno de los que quedará en la lista de los conflictos sociales más memorables de la historia peruana no solamente por la cantidad de heridos y muertos registrados hasta el momento, sino también por ser un caso que involucra corrupción e ineptitud de un gobierno que sigue empeñado en la inversión a costa del bienestar de la población de Arequipa.

Los enfrentamientos, paros y huelgas realizadas por una enardecida población arequipeña en busca de la cancelación definitiva del proyecto minero Tía María, dejaron 5 muertos y 20 heridos entre policías y civiles.

Foto: internet
Foto: internet

Los mercados, comercios, colegios y universidades permanecen cerrados ante la violencia desatada por el paro regional que realiza la población en la Panamericana Sur, la Plaza de Armas y otros puntos de la ciudad donde se han bloqueado pistas y caminos.

En medio de este contexto, el dirigente del Valle del Tambo, Julio Gutierrez, demostró que no representa en nada a la población arequipeña ya que habría extorsionado a Southern Copper al exigirle dinero para detener el paro contra el proyecto minero. Por ello, a pedido del Ministerio Público, la policía capturó hoy al dirigente por los delitos de asociación ilícita para delinquir y extorsión.

Foto: Internet
Julio Gutierrez Foto: Internet

Por su parte, la minera pidió disculpas y negó haber participado en las supuestas negociaciones con los dirigentes opositores a Tía María a pesar de existir un audio donde se escuchan negociar al dirigente Gutierrez con un abogado vinculado a la minera.

Frente a este terrible panorama, tenemos un Presidente de la República que cree que desde Lima se puede controlar una situación como la que atraviesa Arequipa ya que se niega a viajar hasta el lugar de los hechos para apaciguar los ánimos y promover el diálogo con los opositores al proyecto.

Líderes de opinión, como la parlamentaria, Verónika Mendoza, proponen como única solución al conflicto, el cese del proyecto para calmar los ánimos de la población y después iniciar el diálogo.

Queda preguntarse entonces, cuál es la vía para enfrentar la crisis que vive Arequipa, ¿La suspensión del proyecto, Estado de Emergencia o más diálogo? Mientras tanto, el gobierno sigue enviando militares a la zona de conflicto para apoyar a los policías en esta lucha social con diferentes intereses de por medio.

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