
Es correcto afirmar hasta hoy que Gregorio Santos ha forjado un gran liderato regional, y no solo eso, ha conseguido que el pueblo lo elija, lo mire y sienta una representación bajo su lucha, si embargo, como todo líder, siempre va estar observado y sujeto a debate por lo mismo que posee una responsabilidad con los ciudadanos.
Gregorio Santos ha brotado de las entrañas de los sectores populares y ha logrado con éxito hasta el presente posicionarse en un alto podio de influencia y autoridad regional, sin embargo, no ha sabido mantener su enfoque y se ha perdido entre sus objetivos, liderazgo político y ambiciones futuras.
Santos, hoy, es señalado como el gran enemigo del progreso en el Perú y hasta es observado como un subversivo, pero sin duda esas opiniones a él no le interesan mucho pues está plenamente seguro que llegará a su meta trazada y para eso se ha sostenido erróneamente de un conflicto, ese mismo, el conflicto en Cajamarca, para así cumplir sus objetivos.
Y ahora evocando al recientemente cumpleañero, Spider-Man, recuerdo la frase del tío Ben: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Santos no esta siendo responsable con el poder que tiene, no se acopla a las circunstancias, no lo maneja y este mismo, lo absorbe a negaciones constantes a la paz y a la concertación. Su lucha ha resistido fuertes arremetidas pero su empecinamiento está trayendo abajo todo lo logrado.
Santos no puede ser la representación de un monólogo extenso y aburrido.
Él se ha autorretratado en una fotografía como el anti-diálogo y el negador del entendimiento, es la figura de la obstrucción a mejores opciones y caminos, y no debería ser así, pues tomando esa posición, cerrándose y cerrando bocas es muy probable que el poder obtenido decline y la gente que estaba detrás de el empiece a desaparecer, por lo antes mencionado, por esa falta de responsabilidad y buena tutela.
La intolerancia debe desaparecer en la agenda de Santos, debe empezar a dar pasos hacia adelante y construir con paciencia un diálogo en aras del progreso de Cajamarca, así podrá mantener la confianza del pueblo en el y concretar soluciones para que todo conflicto suscitado pase a la historia.
Un respiro prolongado, Goyo, conduce a Cajamarca hacia una vía de comprensión y sosiego para que el dolor sea remplazado por la esperanza y la confianza, y así se pueda salir adelante.