
Por: Ernesto Reaño
En otro artículo, tocamos el tema sobre cómo diagnosticar después de la aparición del DSM V.
En mayo de este año, la Asociación Psiquiátrica Americana decidió reestructurar su visión diagnóstica respecto del Autismo. Un acierto fue cambiar la noción de Transtorno Generalizado de Desarrollo (excluyendo al síndrome de Rett que no tenía semejanza diagnóstica con el Autismo más que en una forzada similaridad en la interacción social) por la de “Espectro”, es decir, por la de un continuo de condiciones que se agrupan bajo lo que denominamos “autismo”; el novísimo manual empleaba la categoría “Transtornos del Espectro Autista” (denominación más feliz y certera, por otra parte, es la que aconseja Simon Baron-Cohen: “Condiciones del Espectro Autista”) como ya se venía haciendo en otras clasificaciones e investigaciones.
El desacierto fue eliminar la categoría de Síndrome de Asperger bajo dos excusas (dado que fue la opinión del grupo de trabajo de la comisión encargada de los “transtornos” del neurodesarrollo y no una investigación formal):
1. Existe un sobre-diagnóstico de este síndrome (como si los errores de algunos profesionales al emplear una categoría diagnóstica invalidara su nosología.)
2. No existiría, en la práctica, una diferencia entre el tratamiento empleado para las dos formas de autismo leve: el llamado Autismo de Alto Funcionamiento y el Síndrome de Asperger (uno de los criterios esenciales, para el diagnóstico entre uno y otro, es la ausencia de retraso en el desarrollo del lenguaje en el Asperger, por lo cual, si tenemos dos niños con autismo leve de 3 años y medio donde, uno ya empezó a hablar y el otro aún no, es, de por sí, evidente, que nuestra intervención psicoeducativa será radicalmente diferente, en un inicio y a lo largo de un proceso, entre uno y otro).
Ahora bien, el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos ha abandonado la clasificación del DSM V. Las razones son, básicamente, las que esbozamos líneas arriba: más que apoyarse en investigaciones, la Asociación Psiquiátrica Americana se rige por el juicio de sus expertos al momento de elaborar sus manuales diagnósticos lo cual, indudablemente, resta rigurosidad a la inclusión o exclusión de condiciones que hagan en los mismos.
Frente a este escenario debemos utilizar el CIE – 10, el manual de diagnóstico de la Organización Mundial de la Salud que para su versión 11 del 2015 no contempla la desaparición del Síndrome de Asperger.
Lo cual es una buena noticia para el campo de la Neurodiversidad.
me parece interesante que se de a conocer todo acerca de lo que es el sindrome de asperger para que los padres q tenemos niños con este diagnostico sepamos como tratarlos y orientarlos para q tenga una vida plena y feliz