Por: Francisco Pérez García
Veo crecer el vientre de mi esposa, a tan sólo un mes y algo de dar a luz y me pongo a pensar, como alguien puede siquiera mencionar que está a favor del aborto. Y es que, nos ha costado tanto, y a la vez hemos disfrutado tanto, cada momento de la concepción y desarrollo de nuestro hijo, que pienso que no es normal creer que alguna persona, pueda tener la idea de acabar con la vida de alguien. Y en realidad, no me quejo… es nuestro momento, nuestro disfrute, nuestro logro especial.
Veo el otro lado de la vereda, y aprecio el caso de muchas mujeres que han sufrido violaciones, o simplemente decidieron abortar porque no había como cuidar o como mantener al niño y optan por lo ilegal que trae consigo problemas sanitarios e incluso la muerte… es por ellas que se decide discutir el tema de la legalización del aborto eugenésico (por problemas de malformación) o porque el feto es producto de una violación.
Veo por la tele el enfrentamiento entre los bandos que defienden la legalización del aborto y los que están en contra. El grupo que está a favor, argumenta con cosas concretas… el grupo que está en contra no se hace ningún favor, con las monjas, las santonas y las viejas cucufatas que con sus crucifijos en la mano invocan el poder de Dios.
Veo algo en este debate que me llama la atención. De pronto el asunto ya no es decisión de la mujer si cree o no que puede tener al bebe… el asunto ya no es una norma legal que “aprueba la muerte”…no, de pronto se ha convertido en una guerrita media estúpida, casi una cruzada donde cada sector quiere obligar a las mujeres a que asuma una decisión porque ese sector lo pide, y porque cree que ganará.
La vida es algo natural… nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos. En medio de lo natural, señoras y señores, existe algo que se llama sociedad y es el ambiente en el que nos criamos y en el que día a día nos tenemos que sacar la mierda para poder sobrevivir. Esa sociedad nos enseña que también existe la competitividad, que mientras más posibilidades tengas de luchar, lo debes hacer… incluso nuestro origen es competitivo. De miles de espermatozoides, sólo UNO logra llegar al óvulo y lo fecunda… La madre lucha durante nueve meses para que estemos vivitos y coleandos en este mundo.
Esa sociedad, también nos enseña que hay momentos en los que debemos tomar decisiones… como por ejemplo cuando empezamos nuestra vida sexual… que rico ¿no? Sin embargo tenemos que tomar algunas consideraciones. Si hace 13 años cuando tramitaba mi DNI me preguntaban si estaba a favor del aborto, hubiese dicho que si. Estaba muy mocoso para tener un hijo. Pero en el camino, con la vida sexual, también aprendí que si no usaba un preservativo tenía dos opciones: o me llenaba de hijos o me pegaba alguna enfermedad. Y ese dilema lo vivimos todos… por eso, bien educaditos nos vamos a la farmacia y compramos nuestros condones.
Pero, oh maravilla… la sacrosanta Iglesia Católica, me dice que “usar preservativos es atentar contra la vida”, y por todos los medios me quieren obligar a mí y a mi pareja de turno que no use preservativos ni métodos anticonceptivos y que en todo caso me abstenga de tener relaciones o sólo lo haga con fines reproductivos. Y estando con mi esposa, igual… osea la Iglesia me dice “llénense de hijos” o como nos dijeron en la ceremonia “aceptarán los hijos que Dios envíe”. Momentito… Dios quiere que me llene de hijos, así no tenga como cuidarlos ni como hacerlos vivir como gente? La gente que vive hacinada en los pueblos jóvenes… sabrá que Dios existe???
Las feministas, por otro lado, le dicen a las mujeres… “es tu decisión, es tu vida… hazlo…hazlo” y veo letreros de todo tipo diciendo que está bien que la mujer aborte… y le llenan la cabeza con idea de una confabulación mundial que no quiere que la mujer desarrolle y que sólo se quede en la casa cuidando hijos.
“Hijos de cura” gritaban por un lado “Asesinos” gritaban por el otro… y uno ve como le explotan en la cara los mensajes, las obligaciones de uno y otro bando, como si se tratase de dos tiendas peleándose un cliente…
Vàyanse al diablo! Los extremismos no me gustan… sus posiciones radicales (en ambos lados) tampoco…Mi posición es clara: Estoy en contra del aborto… pero tampoco puedo taparme los ojos frente a lo que ocurre con aquellas mujeres que no lo buscaron… que no lo quisieron… o con aquellas que tienen seis hijos y viven en una choza arriba del cerro… y por eso, no importa lo que yo opine, no importa lo que yo piense, el ser humano es único e indivisible, pero por favor… no jodan con sus posiciones extremistas… ni el Estado (y sus agentes políticos), ni la Iglesia, ni las “manuelas” y “floras” deberían instaurar una obligación… las leyes están ahí para cumplirlas… pero las que tienen que ver con el cuerpo de uno o de una… se aplican en cada persona de acuerdo a su voluntad… y como siempre lo he dicho, las voluntades y decisiones aunque no me gusten ni las comparta…se respetan. Cipriani, respeta… Manuela, Flora, respeten… congresistas cucufatos que primero deben ver su propia moral… respeten… Pueblo, respete… si la decisión que en los próximos días se tome en el Congreso, nos guste o no… respeten…
Deja a tu mujer, tu hermana, tu hija, tu amiga, tu novia o tu compañera que decida… y tú, respétala y apóyala… si quiere traer al niño mantente a su lado, si quiere que parta a otro destino que no conocemos… también mantente a su lado… pero no la obligues… no es una guerra… es sólo la vida…y como dice la canción, en la vida se toman decisiones y “alguien pierde…alguien gana”.