PLAN D»» ESCAPE: Vivir en el Perú… la aventura de nunca acabar

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Por: Francisco Pérez García
Cuando uno se mete a esta gracia, oficio, profesión, o deporte de aventura llamado periodismo, se llegan a una serie de conclusiones. Sobre todo cuando te dedicas al periodismo político, y supongo que esto le debe pasar también a más de un ciudadano peruano que se precie de su peruanidad y patriotismo al 101%

Pero sin duda alguna, una de las principales conclusiones, mejor dicho dos de ellas, son:
1. En este país, no hay espacio para el aburrimiento. Siempre ocurre algo nuevo y cualquier cosa puede pasar. Y,
2. Somos huachafísimos hasta el limite y telenoveleros al borde total.

Lo primero es fácil de comprobar, basta ver como las informaciones van cambiando de un momento a otro. Un personaje puede convertirse de villano a héroe y viceversa, de la noche a la mañana. Un personaje como Rómulo León Alegría se convirtió en el primer corrupto de la historia actual y moderna, sólito logró a punta de lobbies y una que otra coima conseguir lotes petroleros al mejor precio. De pronto, fue un fugitivo de la justicia, un hombre que pagaba caro el simple hecho de hacer su trabajo. Hoy luego de haberse entregado a la justicia, saldrá libre… sí señores, don Römulo León, conocido por el filósofo Carlos Alvarez como Römulo Ratón, pasará a su casita a ser investigado por el «faenón» de los lotes petroleros.

Mueren más de 30 personas (para seguir molestando a mis amigos de Caretas y a primerafuente «un número indeterminado de nativos muertos») y la principal responsable política del hecho, doña Meche, se limpia las manos y dice «yo no fui» y el Congreso, mejor dicho los que fungen de congresistas, muy amiguísimos ellos la liberan de responsabilidad y la policía encima, ahora investiga a quienes denunciaron los abusos perpetrados en Bagua.

¿Más casos? El caso Majaz, la censura de radio La Voz, el reencauche político de Jorge Del Castillo (inmiscuido en el faenón), la ley APCI para fiscalizar, mejor dicho amordazar, a las ONGs. congresistas supendidos por reclamar, otro congresista suspendido por matar un perro, un ministro que alarmó a todo mundo diciendo que la gripe AH1N1 habia llegado al Perú cuando todavía no andaba por aquí, un presidente de la república que cree que todos somos malos y que el es el dios que nos salvará, etc, etc. etc.

De ahí todo puede suceder muy rápido, protestas, muertes, mesas de diálogo, un premier que la pega de drástico y luego cede en todo, se va, no se va, regresa, es un Mesías, es malo… bótenlo,… no, mejor que se quede y bla bla bla.

Lo segundo, sobre lo huachafos que somos… pues basta con ver lo que ocurre con un caso como el de la muerte de Alicia Delgado, un caso lamentable, como cualquier pérdida humana, pero que en manos de algunos coleguitas se convierte en un caso digno de una miniserie de Michelle Alexander (cosa que de seguro irá a ser en el futuro cercano).

Todos los días y a toda hora, estamos pendientes de saber como murió Alicia Delgado, si fue Abencia Meza, el chofer, el arpista, si el músico tuvo algo con Abencia o perdón con Alicia, tal vez si Alicia tuvo algo con su asesino, el guardaespalda, si se puede entrevistarla a través de un medium, y el medium que dice que Alicia en vida, hablo con su padre y que ahora éste la ha castigado desde el más allá por no ir a su velorio y bla bla bla (reprise).

Es más, rogamos porque en algún momento, una cámara haya estado en el lugar de los hechos en el momento mismo del homicidio… igual como nos vanagloriabamos por ver el video más nítido de las policías desnudas en su cuartel, o cuando sucumbimos ante los ¿encantos? del caso de las denominadas «prostivedetes» o algo más lejanito, cuando estamos esperando que alguien nos cuente como murió Michael Jackson y más chévere si es que la muerte tiene algo turbio, si tiene sexo, pastillas, drogas y algo más. Mucho mejor.

Y mañana tal vez, estemos pendientes de ver a Rómulo León en una playita peruana con un «cuerazo» de aquellos o tal vez deseando con total naturalidad que la tumba de Alicia Delgado sea abierta para verla en toda su dimensión corporal putrefacta por el paso del tiempo, o mejor aún esperando un videito de aquellos con algún personaje político entre copas, mujeres o algo más…

Y mientras tanto… el gobierno sigue haciendo lo que quiere, amenazando a todo el que esté en su contra y jurando a los cuatro vientos que todo anda bien en el país… y nosotros que lo seguimos creyendo, anonadados por la tele e hipnotizados por las primeras planas consumidas en los quioscos. ¿Y cuando despertaremos?

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