OPINIÓN: NO QUEREMOS MÁS “ACHORADAS”

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Por: Yorka Gamarra Boluarte – Periodista / colaboradora de Spacio Libre

En los ‘90 durante la dictadura de Fujimori y Montesinos, se incrementa notoriamente la actividad política protagónica de las mujeres. Este fenómeno, se desarrolló en medio de un país azotado por la violencia terrorista y también oficial, con un macartismo tremendo, que tenía arrinconadas a las organizaciones sociales y partidarias opositoras al régimen, las que además estaban fuertemente impactadas por la caída del socialismo realmente existente y el triunfo ideológico mundial de neoliberalismo.

No había ideas (ideología) en tanto el lenguaje fuera más directo y simple, era mejor. La aparición de las mujeres alrededor del entonces Presidente de la República, lo blindaba contra cualquiera, porque con la lengua bien afilada y la poca vergüenza lanzaban improperios a quien se atrevía a “agraviar” a su mentor.

No tuvo que pasar mucho tiempo para que nos diéramos cuenta qué papel jugaban las mujeres del grupo fujimorista. El sociólogo Oswaldo Medina, califica a este nuevo tipo de mujer como “la achorada”. Las achoradas eran obviamente las llamadas “Marthas” y todas las demás (gueishas) incluyendo sus herederas, que eran y son el soporte mediático de Fujimori, en la política y también en la farándula.

El discurso “político” chavetero y sin argumentos, fue su arma de batalla, frente a la carencia de recursos más elaborados.

Hoy, por primera vez en la historia de Lima, una mujer será elegida alcaldesa. Anita Fernandini fue alcaldesa de Lima en 1863, designada durante el gobierno de Nicolás Lindley. Su principal tarea fue la limpieza de los techos de Lima.

¿Qué significa que dos mujeres se disputen hoy la dirección del gobierno municipal de la ciudad más importante del país? ¿Cuál es la trascendencia de la presencia de estas dos mujeres en la contienda municipal y en la vida política del país?

Desde 1964 al 2010, según datos del blog de Fernando Tuesta Soldevilla, Director del Instituto de Opinión Publica de la Pontificia Universidad Católica del Perú, ha habido en todo el país, 1895 alcaldes provinciales, de ellos, sólo 51 han sido mujeres, apenas el 2.6%.

Un dato importante es que ambas candidatas a la alcaldía de Lima, tienen arrastre nacional. En el facebook, muchos ciudadanos y ciudadanas del interior del país, participan activamente en favor de una y otra.

Hay sin embargo, un fenómeno bien curioso en este proceso electoral y es que al parecer la tortilla se está volviendo. Si antes los grupos de izquierda estaban atomizados y hasta enfrentados, hoy pareciera que hay atisbos de unidad, todos están apoyando a Susana Villarán y, en cambio, es la derecha la que aparentemente está dividida.

Desde 1955 cuando en el gobierno de Odría se otorga el voto a la mujer, es éste momento político donde hay en contienda dos mujeres con simpatías que trascienden la esfera municipal. Ese es un nuevo fenómeno.

No podríamos decir que este proceso electoral municipal supera el discurso de los ’90, sobre todo después de escuchar los últimos audios, pero sí hay un nuevo tipo de mujer que dignifica el protagonismo político femenino, lejos del fácil lenguaje lumpenezco. Ese nuevo tipo de mujer política lo encarnada, de lejos, la señora Susana Villarán.

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