LA TETERA CÓSMICA. Mi problema con las religiones
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LA TETERA CÓSMICA. Mi problema con las religiones

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Por: Roberto Bustamante Vento
Tengo una hija de cinco meses. Durante todo este tiempo he escuchado de mucha gente preguntas tipo “¿Y la vas a bautizar?”
– No, no lo voy a hacer. Yo no creo
– Pero qué dice su madre
– Ella tampoco cree, como yo. Soy ateo.

Las charlas a veces derivan en discusiones sobre la educación en valores, como si ser católico, musulmán o budista a un niño o niña le salvaran de ser una persona egoísta y poco solidaria con el resto. Para mucha gente (ver la columna anterior), la religión es algo así como la panacea a todos los males de nuestros tiempos. Como la familia no puede ir construyendo valores en conjunto, mejor es apelar al camino fácil, al libro que tiene todas las respuestas. Escoja usted el suyo, Biblia, Corán, etc.

– ¿Y qué piensan tus papás?
Ah, los abuelos. Son algo así como la última línea de defensa de la religión.
– Ah, mis padres no me bautizaron tampoco. Mi papa es marxista maoísta y mi madre fue expulsada de la iglesia católica por creerse el rollo de la teología de la liberación.
– Pero, pobrecita, sufrirá la burla de sus compañeros de clase.
– Fíjese, en mi salón varios de mis amigos, sino casi todos, no estábamos bautizados. Y nunca ha sido un tema tampoco con los amigos del barrio. Que yo sepa, no fui secuestrado por los duendes ni mucho menos.

Debí añadir que si a mi hija le toca un salón donde no solamente hay niños que se burlan de su falta de bautizo, sino que eso es apañado por alguno profesor o profesora, la saco inmediatamente y denuncio al colegio.

Mi último encuentro con la religión fue durante la pasada semana santa, con mi queridísimo sobrino de cinco años.
– ¿Sabes quién está allí en la televisión, no?
– No, no lo sé -me moría de la curiosidad por su explicación.
– Es Jesús, tu padre.
Complicado. Mi sobrino estaba siendo rodeado por una cantidad enorme de discursos televisivos, tanto en canales privados como públicos (es más, estaba viendo televisión pública, intentando huir un poco del bombardeo católico de por estos días, todo inútilmente).
– Bueno, pero yo no creo en ningún dios.
– ¿Cómo que no? ¡Siempre se cree en algo!

Ese es un viejo discurso falaz. Se lo machacan en la cabeza desde pequeños. “Siempre se cree en algo”. ¿Sí? ¿En serio? ¿Por qué? ¿Dónde está escrito? ¿En alguno de mis genes? No, simplemente no creo. Intenté explicarle a mi sobrino que hay gente que cree en muchas cosas, que todas son igualmente válidas y habemos también los que no creemos.

– Pero el ateísmo es una forma de creer en que no existe Dios –me dijeron en otra oportunidad. La mayúscula no es mía.
No, el ateísmo no es creer al revés. No existe algo así como “ateo ultra”. Existe el ateo. Es como si yo dijera a medio mundo: “¿Sabes? Existe un dragón invisible para cada uno de nosotros que nos protege a todos desde que nacemos. Ese dragón es hijo de uno mayor, el Dragón que creó el universo”. Ahora intenta refutarme. ¿Eso convierte a los católicos, por ejemplo, en “antidragones”? No. Es un tema de fe. Es un discurso que no puede ser sometido a ningún tipo de examen de validación. Simplemente se cree. Eso es igual para cualquier fe. Crees y punto. En mi caso, no creo. No tengo tampoco que ir demostrando que Jehová, Alá o tu dios favorito no existen. No tengo el tiempo para ello. Bien por ti, bien por mí. Soy también abierto a muchas cosas, por ejemplo el descubrimiento de una nueva partícula subatómica y también a que se demuestre la existencia de ese dios favorito tuyo. Si quieres tomarte esa chamba, cool por ti. Cool, cool, cool.

¿Considero al ateísmo superior a la religión? Depende del ángulo. Sí creo que una postura atea es fundamental para el debate público. Imaginemos por un momento que estamos discutiendo un tema tan importante como es el del aborto. Y allí alguien comienza a lanzar cosas tipo “el problema del alma”, “la humanidad del cigoto”, entre otras cosas. Si dejamos que el debate se perturbe por el discurso religioso, nunca vamos a terminar. Considero que en la esfera pública la perspectiva atea puede ayudar a que busquemos los puntos comunes.

– Pero, ¿por qué nos obligas a ser ateos en ese debate?
Nadie te obliga. En tu casa, en tu templo favorito, puedes celebrar cuanto ritual te plazca. Ese es tu derecho. Pero si quieres llevarlo a la esfera pública, sométete a sus reglas. Como que todo lo que digas pueda ser susceptible de ser criticado, auscultado y, cuándo no, descartado. Así, una perspectiva atea es mejor en el campo público. ¿No quieres que nadie te diga que la biblia es un conjunto de mentiras y discursos conservadores? Ok, entonces no me pongas como motivo de debate en el Congreso para un “día de la biblia”. ¿Quieres que discutamos la biblia? ¿De verdad? Mejor lo dejamos allí.

No hay mucho que discutir (es más, yo diría que nada que discutir) sobre la fe. Fe y razón no van de la mano. La fe, la experiencia mística es, como decía Wittgenstein, parte de lo indecible, lo que no se puede expresar lógicamente. No busques en la religión soluciones, por ejemplo, a los problemas del país.

Regresando al primer punto. Mi hija no va a tener una educación religiosa. Aprenderá, sí, que en las distintas etapas de la historia, las sociedades han creado modos de explicación de las cosas que veían a su alrededor y cuando no podían hacerlo, le daban una solución supernatural. A su vez, estas explicaciones derivaron en sistemas y normas de regulación de la vida social.
Ya que luego, cuando tenga 18 años y saque su DNI, elija.

(Si es que nadie lo ha googleado aún, el nombre de esta columna, “La tetera cósmica” se debe a un ensayo escrito por Bertrand Russell sobre los temas expuestos en el artículo de hoy. Sugiero su búsqueda y lectura. Lo mío, frente a a lo de Russell, es un pálido intento de levantar un problema al que regresaremos la próxima semana).

Sobre el autor

3 comentarios

  1. :3

    Totalmente de acuerdo con muchos de tus puntos (casi todos, sobre todo en el del debate público) salvo uno: yo creo que si existen ateos ultras. Tal vez sea una cuestión de internet (parte de lo que llamo «ateo de internet») pero cada vez es más frecuente ver a gente diciendo que todas las religiones son «lo peor de lo peor» o «la escoria del mundo» (casi siempre sazonado con la respectiva palabra soez que denota agresividad), tratando a los creyentes de idiotas para abajo y afirmando que sin religiones la humanidad seria algo así como los Xel»Naga de StarCraft. Repito, no se si esta gente se expresa de esta manera porque está en internet (sospecho que si), tal vez en debates «presenciales» no derramarían tanto discurso de odio. Obviamente en las interacciones online estos ateos ultra («ateos de internet») actuan totalmente desinhibidos, liberando sus odios y prejuicios.

  2. En todo caso, más que llamarles «ultras», son eso, «ateos de internet».

  3. Me parece que en el post la idea del «ateo ultra» se refiere a la intensidad de la no-creencia. En principio, si todos estuviéramos de acuerdo en la definición de ateísmo, no tendría sentido hablar de un «ateo ultra», pues quien no cree simplemente no cree, y no puede no creer un poquito o no creer mucho. En la práctica, sí hay distintos tipos de ateísmo. Sólo mira el primer párrafo de la definición de wikipedia:
    «Atheism is, in a broad sense, the rejection of belief in the existence of deities.[1] In a narrower sense, atheism is specifically the position that there are no deities.[2][3] Most inclusively, atheism is simply the absence of belief that any deities exist.»

    Pero además hay otra cuestión. El ateísmo no como convicción interna sino como postura política. Ahí es que sí puedes hablar de ultras y moderados. En mi humilde opinión, alguien como Dawkins es un ultra, en tanto considera que la creencia religiosa es fuente de muchos de los males de la humanidad, aspira a su desaparición y hace de eso una causa pública.

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