«Quien quiere celeste que le cueste» reza el dicho, pero esta camiseta celeste uruguaya si que cumple al pie de la letra esta máxima. Qué manera de jugar un partido. Un semifinalista que empezó desordenado y que fue víctima de sus errores, pero que se bañó en un sudor corajudo, terco y con mucha testosterona, es decir con mucho «huevo». De esta forma Uruguay, hizo temblar a una Holanda que se veía en la final con un triunfo de 3 a 1, que de pronto se convirtió en una ajustada victoria con unos «tulipanes» pidiendo la hora.
Grande Forlán y ese golazo, grande Pereira y ese empuje para meter el segundo, grande Suárez y su mano suicida en el partido con Ghana, grandes los 11 uruguayos porque le enseñaron a toda Sudamérica que no se puede bajar los brazos y porque demostraron como lo dijimos en un post anterior que a pesar de haber llegado a Sudáfrica, colgados del tren de aterrizaje del avión sudamericano, supieron llegar hasta la primera clase del avión. Queda la estadística ahora que Holanda se enfrentará a otro europeo en la final (Alemania o España) y que los charrúas pelearán la de bronce… gracias Uruguay, gracias por hacer algo que ningún político ha logrado, unir a todos los países de la región en una sola voz ¡¡¡URUGUAY NOMAS!!!!
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