El rubicundo ángel de Charlie que tuvo como esposo al Hombre Nuclear (Lee Majors) continuaba luchando contra el cáncer que le habían detectado tres años atrás.
Sin embargo, la chica considerada un símbolo sexual de acción en los 70 gracias a la serie Los ángeles de Charlie, trataba de ganar tiempo y buen humor a la difícil circunstancia y, de hecho, hasta planeaba casarse con el padre de su único hijo, el también actor Ryan O’Neal.
Farrah partió ayer y con ella se fue la juventud de miles de adolescentes que colgaron su póster en la pared, de millares de muchachas que imitaron su melena levantada hasta el hartazgo.
“Es mucho más fácil atravesar algo y solucionarlo cuando no se es observado con un microscopio”, dijo la actriz de 62 años a Los Angeles Times cuando el padecimiento de su enfermedad la había vuelto a poner en la mirada pública.
Es cierto que pese a ese lamento, fue la propia Farrah Fawcett quien decidió relatar su lucha contra el cáncer en un documental que difundió la NBC.
El filme, según explicó su pareja Ryan O´Neal, comenzó así: “el fatídico día en el que Farrah llevó su pequeña cámara de video al consultorio del médico y le dijeron que el cáncer que ella creía superado había retornado”.
Farrah Leni Fawcett nació en la ciudad de Corpus Christi, Texas. Fue hija de James Fawcett y Pauline Evans, quienes siempre trataron de cuidarla y consentir sus deseos.
De pequeña fue una atleta natural. Esa preparación que tomaba como juego, le sirvió para tener uno de los cuerpos más envidiados de la época y también para correr mucho en las escenas de acción de la serie Los ángeles de Charlie, donde compartió créditos con Jacquelyn Smith y Kate Jackson, las dos únicas personas fuera de su familia que asistieron a su lecho de muerte.
En la serie, donde estuvo durante cuatro años, interpretó a una mujer fuerte, inteligente y audaz, pero sin perder nunca su lado femenino. Las televidentes mexicanas querían parecerse a ella. Los salones de belleza se llenaban de jóvenes que pedían un tinte de cabello y rizos como los de Farrah.
Un día, un reportero le preguntó porque los chicos preferían a las mujeres guapas por encima de las inteligentes. La respuesta fue contundente:
“La razón de eso es que lo hace creer que sí piensa”.
Y es que el mito de la mujer hermosa sin cerebro la había perseguido durante toda su carrera en la juventud, prejuicio que logró revertir en sus roles de la madurez sin problema.
La rubia fue un caso serio en las incursiones fallidas en el cine de sus primeros tiempos. Sus trabajos en Sunburn (1979), Saturno 3 (1980), The cannonball run (1981) y Extremities (1986) fueron tan malos que el historiador Ephraim Katz, autor de una enciclopedia de cine, declaró: “Demostró aptitudes limitadas como actriz en los pocos trabajos protagónicos posteriores en el cine”.
Pero dejaba una esperanza
“Sorprendió a los críticos con capaces actuaciones en la obra teatral Extremidades en Nueva York y en el telefilme La cama ardiente (1980).
Luego del rompimiento con Majors, inició una relación con Ryan O’Neal y ambos procrearon un hijo: Redmond, de 24 años de edad y quien ahora se encuentra en rehabilitación por múltiples sentencias relacionadas con el consumo de drogas.
En su momento, algunos medios de comunicación insinuaron que ella había sido la causante indirecta del vicio de su hijo. Recordaban que en 1997, durante un programa con David Letterman, pareció estar bajo los efectos de sustancias prohibidas. En esa ocasión, se irritó mucho la actriz.
“Si alguien piensa que soy tan estúpida como para beber alcohol o usar drogas, están locos. No quiero morir. Me acuerdo de Janis Joplin. Yo quiero vivir y quiero estar consciente. No quiero alterar mi conciencia”, dijo aquella vez.
Su cuerpo le permitió ser contratada por la revista Playboy en 1995, siendo entonces la más comprada en aquella década por sus fans.
Luego tuvo apariciones fugaces en la serie Allie McBeal que la trajeron de nueva cuenta a los reflectores.
En abril pasado, su médico Lawrence Piro, afirmó que su ingreso al hospital era para someterla a un tratamiento experimental operativo contra el cáncer.
Craig Nevius, el productor con el que trabajó en el documental donde narraba su combate contra el terrible mal, dijo:
“Se está recuperando y pronto será dada de alta. Se siente muy bien. Su lucha continúa… No se va a ir a ningún sitio por el momento. No está al borde de la muerte”. Pero los pronósticos fallaron y Farrah dio por terminada su lucha contra el cáncer.