RUIDO POLÍTICO. La caída de la bandera anticorrupción: Un blindaje más sí importa
“Trece votos no le devolverán la dignidad a Chehade” (Marisol Pérez Tello, La noche es mía, 17/01/2012)
“Estoy con la conciencia tranquila, por esta Constitución, por Dios, que no he cometido delito, tengo las manos limpias», sentenció severamente Omar Chehade en el Pleno del Congreso tras su suspensión por 120 días. La «militancia» de Gana Perú recibió la desfachatez en silencio. En público, nadie celebró la postura y, menos aún, la criticó.
Sin embargo, todos saben que el abogado del presidente Ollanta Humala divide en el partido. La aprobación de la bancada de Gana Perú por sancionar por tres meses a Chehade no significó una sanción, sino más bien una medida premeditada ante la inminente acusación constitucional que podría haberlo llevado al desafuero.
Los círculos de confianza son los que han tenido mayor influencia en el Partido Nacionalista que fue la base de Ollanta Humala para llegar al poder. Fue así que en la conformación de la lista para el Congreso, Chehade logró una posición importante.
Esto muy aparte de su veloz paso de procurador adjunto anticorrupción a acompañante de la plancha presidencial y miembro de la comisión anticorrupción de Gana Perú.