Lima, Perú (Cynthia Sánchez).-
Más que cine
En Perú no se ha desarrollado una industria cinematográfica como hay en otros países de nuestra región, ahí tenemos a Brasil y Argentina donde el apoyo del estado es mayor. Es así que Bardales indica que no solo se puede ver al cine como un generador de cultura, también se debe ver como una industria que genera ganancias y lo principal es que genera empleo:
“Hay algo que debemos tener en cuenta, el cine por definición es una industria, es una industria que en algunos casos puede tener una conceptualización cultural, artística lo que quieras pero básicamente es una industria del entretenimiento. De esta película pueden estar involucrados cientos, miles de personas en una sola producción y estas personas también invierten en tiempo, invierten en un espacio. De hecho es una empresa, una pequeña empresa temporal que se mueve, en algunos casos es exitosa en términos económicos o en algunos casos es exitosa en términos artísticos”, comenta el joven productor.
Es por eso que las distribuidoras y exhibidoras se aprovechan de que al no existir una industria fílmica, no se dan las condiciones necesarias para que nuestro cine se le considere como un gran depósito de productos rentables.
Una mirada al cine regional
Aquí el escenario es diferente para Bardales, a pesar de la situación muchas veces precarias en la que se desarrolla el cine en las diferentes provincias del país, se puede decir que se está buscando hacer una industria porque el objetivo principal de los productores y directores regionales es que las personas vayan a ver sus trabajos a los auditorios, cineclubes, etc. Y es ahí donde esta empezándose a dar el punto medio entre el tema comercial y el aspecto artístico, algo que no se ve en Lima. Asimismo buscan que las historias que hacen, conecten con su público, dándoles siempre variedad.
“Las últimas películas que se han hecho en las regiones son películas que tienen mucha conexión con el entorno, con el ambiente, es decir, historias míticas, leyendas, hechos muy extraordinarios, pasajes de la historia hasta fantasías: “El último guerrero Chanka”, “Reshinn, sangre de anaconda”, El Chullachaqui. Hasta propuestas más bien digamos intimas, si se quiere no tan comercial, como las películas de Omar Forero, “El último piso” de Doris Fernández de Iquitos. Pero de hecho hay una necesidad por mostrar, exhibir y por encontrar nuevos espacios y alternativas”, resaltó.
Aun más, afirmo que los cineastas regionales no piensan ni esperan que los financien el Ministerio de Cultura u otro ente encargado de la cinematografía peruana, ellos solo piensan en realizar sus películas, y para él es bueno porque no se vuelven dependientes y buscan sus propios recursos, y a pesar de esos obstáculos logran hacer cine.
“Si hacer cine en el Perú ya es una cuestión heroica, en regiones con la ausencia de escuelas de cine con la ausencia de técnica, con problemas logísticos claros y incluso sin la participación del Estado es una cosa más heroica y esto se ve reflejado a veces en los resultados”, enfatizó.
Video y Edición (Carmen Contreras):
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