EN MEDIO DEL ARROYO. Educación estancada
Foto: Banco Mundial

EN MEDIO DEL ARROYO. Educación estancada

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Por: Laura Arroyo Gárate

Para nadie es una revelación la baja calidad de educación en nuestro país. De hecho, no hay gran sorpresa frente a los resultados de las evaluaciones que cada cierto tiempo aparecen como para notificarnos aquello que nos esperábamos: en educación andamos hasta las patas. Por ello, los recientes resultados presentados por la ministra Patricia Salas correspondientes a la Evaluación Censal 2011, y que dan cuenta de que en el sector educación el quinquenio anterior fue ineficiente, no nos sorprenden, pero sí alarman.

El primer dato que salta a la vista, y probablemente sea también el más importante, es que tanto en comprensión lectora como en matemática los resultados en Lima metropolitana señalan que nos hemos estancado (en zonas rurales el estancamiento también es evidente).




(Cuadros elaborados por la Dirección Regional de Educación en Lima Metropolitana – DRELM)

De no implementar estrategias articuladas que incluyan tanto a los docentes, a los alumnos, a los padres de familia y al mismo Diseño Curricular, este estancamiento seguirá. Pero, un segundo dato importante es el de las brechas evidentes en el nivel de educación en el Perú. Estas brechas van en aumento. En el 2009, las diferencias entre escuelas privadas y rurales era de un 17.3%, ahora, en el 2011, está diferencia aumentó al 30.5%. Por ejemplo, en escuelas rurales, sólo el 3,7% de niños aprueban en el área de matemática y sólo un 5,6% entiende lo que lee. En colegios de sectores urbanos el porcentaje respectivo es de 18% y 50%, respectivamente.

No hay una única receta para revertir esta situación, pero no estaría de más considerar descentralizar a los docentes, para lo cual se necesita una política de incentivos para que los mejores maestros dejen aulas en Lima y ocupen las de escuelas rurales. Es un primer paso, no el único pues debemos considerar otros factores que influyen en esta brecha como la desnutrición, el porcentaje de ausentismo (que tiene en las mujeres un porcentaje mayoritario), los llamados ‘profesores multigrado’ que no se dan abasto para cubrir las demandas en las localidades, la necesidad de Educación Intercultural Bilingüe para que los contenidos sean transmitidos en un clima de armonía y respeto cultural, etc.

Un tercer dato importante es la poca diferencia en resultados que se evidencia, en Lima metropolitana, entre escuelas privadas, convenios y públicas. Por cierto, las escuelas “públicas de convenio” como las llaman, son las que presentan mejores resultados.




(Cuadros elaborados por la Dirección Regional de Educación en Lima Metropolitana – DRELM)

Este dato resulta importante para desmitificar la idea de que cualquier escuela privada es mejor que las escuelas públicas. En promedio, las privadas muestran mejores resultados, pero se trata de algunas escuelas privadas, la mayoría de ellas reconocidas y con pensiones considerables, al alcance de algunos pocos. Sin embargo, la mayor cantidad de escuelas privadas son aquellas que encontramos casi en cada cuadra en cualquier distrito. Aquellas que, en algunos casos, se instalan en casas que ni siquiera están acondicionadas para operar como centros educativos, o que cuentan con docentes que en muchos casos no tienen los títulos universitarios pertinentes. Sin embargo, la idea de que cualquier escuela privada resulta mejor que una pública permite que estos espacios no sólo sobrevivan, sino que se multipliquen ofreciendo educación de muy baja calidad.

Estos son sólo tres datos que se desprenden de los resultados de la evaluación censal presentada este año. Para ver la presentación completa de la DREL (Lima Metropolitana) hagan click aquí. Sin embargo, habría que añadir un detalle importante.

Es preciso reconocer que la gestión de Patricia Salas ha dado indicios de querer implementar planes articulados y no medidas aisladas en el sector. Ese es el primer gran paso. Recordemos que sólo en el caso de la anunciadísima política para eliminar el analfabetismo desarrollada en la gestión del exministro Chang, durante el gobierno anterior, se invirtió mucho dinero para que los resultados, justo por ser una medida aislada, no fueran sostenibles al mediano plazo (ver más aquí) (y aquí).

Se espera que esta evaluación sea un punto de partida. Es muy común que nos quedemos entrampados y estancados en las cifras, en lugar de utilizarlas de referente. Siendo franca, no me gustan mucho estas evaluaciones pues se basan en indicadores que homogenizan un terreno que es heterogéneo no por las circunstancias, sino porque la educación (ojo, educación, no “escuela”) lo es; sin embargo, reconozco que es necesario un sistema de medición de “calidad” educativa. En todo caso, para salir del estancamiento de los resultados es fundamental un plan integral que tenga alcance tanto para escuelas públicas como privadas porque el primer problema es que exista esta suerte de “doble educación” o “educación con reglas distintas”. Y, por otro lado, también es preciso empezar a salir del “estancamiento” de los indicadores en estas evaluaciones para tener también una visión integral de la realidad educativa en nuestro país. Una visión que todavía hace falta.

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