CUESTIONES DE LA POLIS. El verdadero problema de la democracia electoral en Venezuela (I)

Compartir
Cédula y máquina de voto electrónico / Foto: Carlo Magno Salcedo
Cédula y máquina de voto electrónico / Foto: Carlo Magno Salcedo

Por: Carlo Magno Salcedo Cuadros

Qué duda cabe que la democracia electoral venezolana tiene serios problemas. Tantos que está en cuestión su carácter democrático. Pero esos problemas no se encuentran en los aspectos que insistentemente se están señalando estos días por quienes no aceptan o ponen en duda el resultado de la elección presidencial del 14 de abril.

Se dice que habría existido fraude electoral, en el sentido que el resultado de lo votado por los venezolanos mediante las máquinas de votación habría sido cambiado para dar por ganador al candidato oficialista Nicolás Maduro, arrebatándole el triunfo al candidato opositor Henrique Capriles.

Ante esa convicción se exigió que se proceda al “recuento” del 100% de los votos, completando el 53% que ya se había realizado en los centros de votación el mismo día de la elección, como propuso Vicente Díaz, uno de cinco rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE). En un momento incluso el propio Maduro aceptó tal posibilidad, aunque a las pocas horas se retractó. Tras varios días de tensión, finalmente el CNE aceptó hacer dicho “recuento”.

Sin embargo, no existe en el sistema de votación electrónica venezolano posibilidad de hacer un nuevo escrutinio de los votos. El denominado “recuento” es una auditoría que consiste en contrastar el resultado del escrutinio automatizado realizado por la maquina de votación con las constancias de votación (vouchers) que los electores depositan en una caja tras emitir su voto, con el objeto de verificar que el resultado del escrutinio electrónico coincide con el conteo de los vouchers.

Dicha auditoría, a la que se denomina “Verificación Ciudadana”, se realiza en todos y cada uno de los centros de votación al final de la jornada electoral luego de la trasmisión de resultados. Se hace en acto público y con la presencia no sólo de los testigos electorales (personeros) sino de los ciudadanos que quieran asistir.

En los centros que tienen una o dos mesas se audita una mesa, en los centros que tienen de 3 a 6 mesas se auditan 2 mesas, en los centros que tienen de 7 a 9 mesas se auditan 3 mesas, en los que tienen 10 a 12 mesas se auditan 4 mesas y en los que tienen 13 mesas se auditan 5 mesas. Las máquinas sobre las que se realiza la auditoría se seleccionan mediante sorteo público.

Sorteo de 3 mesas de votación a ser auditadas en un centro de votación de 8 mesas. / Foto: Carlo Magno Salcedo
Sorteo de 3 mesas de votación a ser auditadas en un centro de votación de 8 mesas. / Foto: Carlo Magno Salcedo

Con dicho procedimiento, en la elección del 14 de abril se auditaron 20672 de las 39018 mesas electorales instaladas en toda la República (53%), sin que se haya reportado ningún caso en que el resultado del conteo de los vouchers haya diferido del resultado del escrutinio automatizado realizado por la respectiva máquina de votación.

Estadísticamente, 53% es una muestra gigantesca. Bastaría auditar un porcentaje mucho menor (como ocurre con los sondeos de opinión, encuestas o conteos rápidos) para determinar si hay o no irregularidades. Sin embargo, ahora se completará la auditoría del restante 47%. No dudo que el resultado será el mismo (confirmar que no hubo cambio fraudulento del resultado de la votación); y no porque el CNE haya manipulado las cajas que contienen las constancias de votación, sino porque estadísticamente la verificación ciudadana o auditoría ya ha confirmado que no hubo manipulación del resultado tal como se expresó por los electores durante el acto de votación.

Cabe anotar que en Venezuela ha existido, por lo menos hasta las elecciones anteriores a éstas, confianza respecto de que los resultados electorales son el fiel reflejo de la voluntad popular expresada a través del voto electrónico. El sistema de votación electrónica venezolano, que es uno de los más sofisticados del mundo, está sujeto a múltiples auditorias y al control de los partidos políticos. La propia oposición política venezolana, por lo menos hasta el año pasado, reconocía plenamente la confiabilidad del sistema.

 

Sobre el autor

1 comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *