CONVERSEMOS. El Presidente que espero (I)
La presidencia en el 2016, incógnita total. / Fotocomposición: Spacio Libre

CONVERSEMOS. El Presidente que espero (I)

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La presidencia en el 2016, incógnita total. / Fotocomposición: Spacio Libre
La presidencia en el 2016, incógnita total. / Fotocomposición: Spacio Libre

Por: Jesús Martín Crisólogo Galván (*)
Nuevo columnista de Spacio Libre

A poco más de dos años de las elecciones presidenciales, se van bosquejando las candidaturas y candidatos que disputarán el sillón de Palacio en nuestro país.

En un escenario ideal, se debería partir del análisis de los partidos políticos antes que de los candidatos, pero eso es inalcanzable en el Perú actual. El Partido Aprista, el fundado por Haya de la Torre ya no existe, lo que hay es un grupo en torno a Alan García, a lo que el dos veces presidente representa: poder, impunidad, buenos negocios, oportunidad de buen empleo, etc.

Se debe recordar que Alan García se refugió, primero en Bogotá y después en París para no afrontar los procesos de corrupción y de violación de los derechos humanos que se dio en su primer gobierno, acusaciones que nunca fueron aclaradas y de la prescripción de estas se encargaron los magistrados “independientes” de nuestro bastante cuestionado sistema judicial.

El Partido Aprista sigue “formando” a sus cuadros políticos en Alfonso Ugarte, muchos de ellos se vanaglorian del arreglo bajo la mesa, exaltan el oportunismo rastrero, dan cátedra de viveza institucionalizada, parece que la “formación” tiene que ver con estos principios que se traduce en la historia del Apra y en las actuaciones de sus principales líderes y de los que dicen no ser pero que son, esos que ya no tienen escrúpulos en falsear o acomodar la realidad. Un estudio sociológico debería darse para determinara porqué muchos peruanos siguen a este grupo sabiendo que están bastante alejados de la ética y la moral hace mucho tiempo.

En el lado del fujimorismo el asunto no es muy diferente. Si el Apra aún mantiene la estructura clásica de un partido político, en el fujimorismo a la falta de esta está el fanatismo exacerbado de los seguidores del reo de la Diroes y de la familia del ciudadano japonés que gobernó el país en los 90’.

Para el fujimorismo la dictadura como práctica política no es solo para los que no son sus seguidores sino también para sus militantes. “Quien ningunee a mi padre pagará las consecuencias”, ha dicho el menor del clan Fujimori, mostrando la esencia del fujimorismo que de partido solo tiene el membrete que cambia según la estación.

El fujimorismo tiene un plus, súper plus: los altos grados de corrupción y de violación de los derechos humanos en diez años en Palacio. En ninguna etapa de nuestra casi bicentenaria República hubo tanto exministros, exmilitares y funcionarios en prisión por corrupción o por violación de los derechos humanos que vengan de un gobierno, sea democrático o militar. Esa es la herencia dejada por Alberto Fujimori a sus hijos y seguidores.

Para el grupo de la chakana, la cosa es mucho peor. Ni partido, ni frente, ni proyecto político, solo un grupo de personas con intereses comunes y que ven en Alejandro Toledo al hombre con hará realidad sus proyectos.
Indudablemente que Toledo no tiene la experiencia de Alan García, ni sus dotes, ni habilidades tampoco. No se parece a Keiko, la candidata natural del fujimorismo, en nada. Son como el agua y el aceite. El fujimorismo jamás perdonará que el “cholo sano y sagrado” haya encabezado la caída del dictador y de su socio Vladimiro Montesinos, pero el cholo de Cabana dista mucho de ser una abanderado de la ética y de la lucha contra la corrupción.

César Acuña, Ciro Castillo, Gregorio Santos y algún otro aventurero que salga a última hora tiene, en común el casi anonimato político nacional. Si al dueño de la Universidad César Vallejo lo conocen es por ser el rector de una universidad que se jacta de no leer (esto debe ser único en el mundo), además de ser un dictadorzuelo en la región La Libertad, y empresario muy próspero, otro mérito, se le desconoce.

Ciro Castilllo tiene la ventaja a su favor de ser conocido en todo el país como el padre incansable del hijo perdido y del esclarecimiento de su muerte, pero de político, nada. Es probable que, de animarse a incursionar en las próximas elecciones, recurra al sentimentalismo de muchos peruanos.

Gregorio Santos, el probable candidato de la dispersa izquierda tiene el reconocimiento de quienes están en defensa de nuestros recursos naturales, tema muy sensible en todo el planeta, pero también es visto como el político anacrónico que está en contra de la inversión y del progreso de Cajamarca, y de alcanzar la presidencia sería un aliado del bloque del Alba, pero no se puede negar que seguidores tiene.

Con este panorama, todos los posibles presidentes para el periodo 2016-2021 generan serias dudas en los electores: los informados y los no informados, donde los últimos son mayoría y que deciden una elección a lo Pilatos.
¿Cómo debe ser el próximo presidente?…te lo digo la semana próxima.

(*) Jesús Crisólogo es egresado de la Universidad Nacional de Educación, La Cantuta, en la especialidad en educación en Lengua española e historia y de la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza. Docente universitario. Ha sido redactor de El Nacional, diario La Reforma, Revista Sí. Colaborador del diario La Primera y de noticiasperu-hoy.pe.
Ha sido editor general de la revista Día 31, editor y conductor de los programas radiales Agenda sábado y Agenda democrática. Editor general de Editorial Horizonte.
Es director de Apuntes pedagógicos cantuteños y editor general de la revista electrónica Tuluz.

 

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