
«¡Esta revolución ciudadana está en marcha y nada ni nadie la detiene!», expresó casi sin voz el mandatario de 46 años en los actos previos al término de la contienda proselitista.
Con poco más de dos años en el poder, el líder izquierdista dominó de principio a fin las encuestas de intención de voto durante los 45 días de una campaña atípica, de la que estuvieron ausentes los debates entre los aspirantes presidenciales o las grandes manifestaciones.
La oposición, que llamó a esta contienda la más desigual de todas por el supuesto uso desmedido de recursos estatales por parte de Correa, parece encaminarse hacia una nueva derrota.
Los dos principales candidatos, el nacionalista Lucio Gutiérrez y el derechista Alvaro Noboa, marchan en el segundo y tercer puesto, respectivamente, con una desventaja de hasta 34 puntos con Correa, primero con un 50% de las preferencias, según la encuestadora Santiago Pérez.
«Tenemos sospechas sobre la transparencia de este proceso. En el aparato electoral sólo hay gente del gobierno, por eso le estamos diciendo a los organismos (de observación electoral) extranjeros que nos ayuden a controlar», dijo Gutiérrez a la AFP antes de cerrar su campaña en Quito.
Por su parte Noboa -considerado el hombre más rico de Ecuador y quien por cuarta vez aspira al poder- ignoró los encuestas y se mostró seguro de vencer a Correa y derrotarlo en segunda vuelta, exhibiendo un cartel con la cifra de 2,5 millones de afiliados a su partido.
Con casi 14 millones de habitantes y un desempleo de 8,6%, Ecuador es el miembro más pequeño de la OPEP y uno de los principales exportadores de banano del mundo.
La crisis económica global ha recortado drásticamente sus ingresos por remesas y venta de crudo, pero pese a ello el mandatario promete mantener sus programas asistenciales que le han significado una alta popularidad entre la mayoritaria población pobre del país.
Salvo un giro de última hora, Correa -acusado por sus adversarios de despilfarrar el dinero del petróleo, ahuyentar la inversión extranjera y hasta de proteger a la guerrilla colombiana- se convertirá en el primer presidente reelecto en Ecuador en las últimas tres décadas.
Su triunfo supondría el fin de una larga época de inestabilidad, en la que sus tres predecesores -incluido Gutiérrez- fueron destituidos por revueltas populares.
Correa fue elegido a finales de 2006 para gobernar hasta 2011, pero al cabo de tres procesos electorales logró la aprobación de una nueva Carta Constitucional que lo habilitó para la reelección.
De vencer el próximo domingo su período se extendería hasta 2013, con la posibilidad de una reelección más por otros cuatro años. El mandatario, un economista de izquierda formado en Estados Unidos, conseguiría además su quinta victoria electoral en línea bajo una popularidad que nunca ha estado por debajo de 50%.
Seguidor del nuevo socialismo que con marcadas diferencias en el manejo económico pregonan sus aliados Hugo Chávez y Evo Morales, espera además quedarse con el control de la Asamblea Legislativa, la parte del botín por el que luchan a muerte sus adversarios.
«No basta con votar por presidente, no basta con votar por vicepresidente, hay que votar en plancha por la lista» de candidatos a asambleístas, dijo Correa invocando a sus seguidores.
El mandatario prevé cerrar su campaña en el puerto de Guayaquil, donde su enconado crítico, el alcalde Jaime Nebot, aparece como el amplio favorito para seguir al frente de la ciudad que se ha convertido en el bastión opositor.