De terrorista a colaborador de la policía, habla «Leo”

De terrorista a colaborador de la policía, habla «Leo”

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camarada leo

Lima, Perú (Spacio Libre).-  »»Leo»» se escapa de Sendero Luminoso cuando un compañero le comenta que  »»José»» (Victor Quispe Palomino) ordena su muerte por »»soplón»», inmediatamente coge como único equipaje su fusil Galil y decide huir.

»»Leo»», es un ex miembro de la organización terrorista, estuvo en el partido durante 20 años y fue incorporado desde los 2 años, según lo relataron sus padres. Durante el tiempo que estuvo recluido como parte de la organización ha sido testigo de cómo aniquilaban a sus compañeros de hambre o asesinados porque los consideraban traidores.

En el 2012 cuando Leo huyó del campamento terrorista se dirigió a la localidad de Pichari, en el Cuzco para posteriormente entregarse al ejército, quienes en un inicio no le creyeron pese a que el ex camarada detalló las acciones en las que participó, los lugares, los blancos e identificó en fotografías a altos mandos.

“Para convencerlos, me sometieron a una prueba de fuego. Tenía que ubicar los escondites de los ‘camaradas José’, ‘Raúl’ (Jorge Quispe Palomino), ‘Gabriel’ (Martín Quispe Palomino), ‘Alipio’ (Orlando Borda Casafranca) y ‘William’ (Víctor Castro Ramírez). Yo no solo ofrecí información sino también viajé con los equipos especiales antiterroristas”, declaró “Leo”.

Agregó también que una de las acciones más importantes fue ubicar a “William”, un jefe con mucha experiencia militar que él conocía, ésta ha sido un duro golpe para la organización.

La vida senderista:

Los Quispe Palomino han secuestrado familias completas desde adultos hasta niños para organizar campamentos de trabajos forzados y de ideologizar a la población en el Vraem desde los años 80.

Leo fue una de las víctimas que con toda su familia fueron reclutados, el recuerda que cuando tenía 7 años lo obligaban a participar en trabajos de cultivo en las llamadas zonas de producción.

A los 9 años el ex camarada recuerda que lo separaron de sus padres y lo llevaron a una escuela popular donde lo adoctrinaron con Marx, Lenin y Mao, su profesor fue  »»Alcides»». Al cumplir los 10 años conoció como »»José»», Victor Quispe Palomino y a los otros dirigentes.

De los 18 terroristas que se han entregado y hoy son colaboradores de la policía antiterrorista, »»Leo»» es el más valioso por conocer toda la diligencia, a los mandos medios, y a los combatientes de mayor renombre, y es gracias a Leo que se conoce plenamente a »»Alipio»», un estratega militar del grupo senderista que su verdadera identidad es Orlando Borda Casafranca.

Leo conoció a  Alipio cuando en el 2005 ya trabajaba para »» Gabriel»» (Martin Quispe Palomino) y en una reunión del campamento oso le ordenaron que se uniera a la guerrilla del camarada Alipio.

“En el 2006, ‘Alipio’ planificó una emboscada a una patrulla policial, en Machente, en el distrito de San Francisco, provincia de La Mar (Ayacucho). Matamos a dos policías y les robamos sus  armas”, declara Leo, de aproximadamente 25 años. Con el tiempo, se convirtió en un experto tirador.

Leo fue testigo presencial, y en algunos casos participó en los más sanguinarios operativos senderistas, esto por la cercanía que el tenía con los dirigentes terroristas.

Leo, ya se quería retirar hace tiempo por la cantidad de violencia y matanzas durante el campamento terrorista pero quería buscar la excusa perfecta para hacerlo.

Entre los secuestradores del caso Camisea:

El 9 de abril del 2012 el ex senderista participó en el secuestro de los 36 trabajadores de una compañía que ofrecía servicios al gas Camisea, quién dirigió el secuestro fue  Gabriel. Ésta fue su última intervención como senderista.

La fuga:

“Al poco tiempo, noté algo raro en ‘Gabriel’ y en ‘Alipio’. Me dijeron que me alistara para irnos a Vizcatán, lo que  me pareció extraño porque hacía poco que habíamos llegado a la zona. Hasta que un camarada me filtró el dato que había escuchado que ‘José’ ordenó mi muerte. Creía que yo era un soplón. Aprovechando  que me tocaba vigilancia en la madrugada decidí escapar”, relata “Leo”.

Leo nos relató que aquel día caminó sin descanso, asustado de que el camarada Alipio podría encontrarlo para asesinarlo. Se escondió durante tres días en el monte y luego salió a la carretera y abordó un camión, su fusil lo había encondido en los matorrales, posteriormente se dirigió a un pueblo y trabajó durante un mes sembrando cacao y finalmente se entregó al ejército.

“Yo no soy mando ni dirigente. Pero sí he participado en varias acciones bajo las órdenes de los jefes del partido. Todo lo que hice fue en contra de mi voluntad”, así concluye el »»Leo»», quién hoy en uno de los principales informantes de la Policía Antiterrorista.

 Con información de La República

Por: Vilma Huertas / @vilma_lu

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