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Foto: Carola Marallano / Spacio Libre

Por: Jack Hurtado
@JackHurtado

El lunes 22 de diciembre quedó registrado para siempre como un día histórico en el país. Más de 15 mil jovenes literalmente tomaron varias calles de Lima exigiendo se respeten sus derechos laborales. El segundo #Pulpinazo del año se hizo sentir con una fuerza que hacía mucho tiempo no se escuchaba en la capital.

En la manifestación del jueves 18 de diciembre, la represión policial fue muy abusiva, hubo más de 50 detenidos y varios heridos, el clásico gas lacrimógeno intentó frenar a más de 10 mil jovenes. Para esta ocasión, la organización jugó un papel fundamental. Los manifestantes se agruparon por zonas de acuerdo a los distritos limeños, muchos de ellos durante la marcha orientaban al resto con volantes explicativos y también los dirigían en filas para evitar desordenes, en todo momento incitaban a la tranquilidad y paz en la manifestación.

Los jóvenes tomaron primero la Plaza San Martín, pese al cierre de avenidas aledañas y una gran cobertura de la policía. Terminaron de agruparse e iniciaron la marcha. Recorrieron así el Centro Cívico, 28 de Julio y toda la Avenida Arequipa – también por tramos, la Vía Expresa-. La gente miraba en los buses atónitos al ver tanta gente. El mensaje se difundía al máximo, mucha de la gente que salía desde la ventana de los edificios a observar la manifestación (o dentro de los buses) saben ahora que los jóvenes marcharon por la defensa de sus derechos laborales que la llamada #LeyPulpin vulnera. Conmovedoras imágenes quedaron en la memoria. Como unos esposos saludando a su hija desde la ventana de su casa, apoyando que marche por lo que es justo.

Las sedes de los partidos de Ollanta Humala y Keiko Fujimori en la Avenida Arequipa no se salvaron, a los del Partido Nacionalista les dijeron traidores, y llamaron «asesinos» a los fujimoristas. A cada quien le toco lo suyo.

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Foto: Carola Marallano / Spacio Libre

Muchos policías desconcertados acompañaron hasta Miraflores a los manifestantes, allí se vivió otro hito. Todo el Parque Kennedy fue bordeado por los jovenes. No quedaba un solo rincón. Absolutamente todo el parque gritando un solo mensaje: «No al Nuevo Regimen Laboral Juvenil», grandes establecimientos como Ripley cerraron sus puertas desde temprano, irónicamente cuando los jóvenes arengaban contra los empresarios.

El día histórico no fue reportado como tal por gran sector de la prensa nacional, muchos de ellos prefirieron destacar la obstrucción del tránsito en la capital o los gritos hacía un canal de televisión que días antes había tildado a un grupo de jóvenes que marcharon como «miembros del Movadef». El grupo no se cansó y aún tenía mucho que decir. Regresaron hasta Plaza San Martín, allí, de un momento a otro los gases volvieron, hasta más de 10 bombas se llegó a escuchar en la madrugada, la policía se quitó los guantes blancos que el ministro del Interior, Daniel Urresti, profesó y el ambiente volvió a llenarse de humo.

Así cerró acaso una de las marchas más grandes en el país desde la década del noventa. El lunes 22 de diciembre definitivamente no fue un lunes cualquiera, y los días próximos que se vienen llenos de marcha seguramente tampoco lo serán.

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Por Spacio Libre

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