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Un acto voluntario y lleno de vida como donar sangre puede convertirse en un estigma para muchas personas, básicamente para las miles de personas de la comunidad LGTBIQ que en nuestro país son marginados para apoyar a quienes lo necesiten solo por su orientación sexual distinta. Por ello es que nace el movimiento Rainbow Blood. Acudimos a su lanzamiento y estos son los detalles.

Por Francisco Pérez García
@franco_alsur

Carolina Silva Santisteban, es una videoblogger y comediante, ella llegó hace unos meses al Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (Inen) a donar sangre para apoyar un caso particular. Grande fue su sorpresa cuando llenaba el formulario para ser atendida.

En el casillero de “Grupos de riesgo” se incluía a personas con ETS, adicción… y homosexuales. Siendo ella lesbiana, era “obvio” que no podía donar sangre, porque pertenecía a un grupo con conductas de riesgo. Peleó, renegó, protestó y no pudo donar.

Hizo público el caso, y en el camino las redes sociales le recordaron que no existe ninguna norma que restrinja a los homosexuales y lesbianas poder donar sangre. Meses después volvió al Inen y si bien ya no estaba el texto de marras… no la querían atender cuando dijo que era lesbiana. La restricción y la marginación ya no estaba en el papel, sino en el cerebro de la gente del banco de sangre.

Esta es la ficha de donante que supuestamente ya no existe y que pone en los grupos de riesgo a homosexuales / Foto: Rainbow Blood

Solo en Perú, para cubrir la demanda interna anual, se precisa recolectar 600 mil unidades de sangre, pero en el 2017, con todas las campañas de difusión y concientización, apenas se consiguieron 350 mil unidades en hospitales de todo el país.

Rodrigo Revoredo, vocero de la campaña Rainbow Blood, nos recuerda que en el país existe un déficit en la donación de sangre. “Para que un país no tenga este problema, el 2% de su población, como mínimo, debería donar. Nos faltan más de 127 mil litros”, señala en declaraciones para Spacio Libre.

Por eso es que nace Rainbow Blood, un movimiento ciudadano que tiene como fin eliminar estigmas y concientizar a la población para decirle no a la discriminación contra la comunidad LGBTIQ a la hora de donar sangre y en todas sus formas. Sus aliados estratégicos son la organización Presente, y AHF Perú (Fundación para la prevención del VIH).

Todos ellos, bajo la premisa de #Orgullodesalvarvidas reconocen que hay miles de personas que quisieran donar, pero están limitadas por un estigma injusto, el pertenecer a la comunidad LGBTIQ.

Para los prejuiciosos, ser LGBTIQ convierte a una persona de inmediato en un ser con alto riesgo de portar una infección de transmisión sexual, cuando en realidad, las probabilidades son tan similares como las de una persona heterosexual si es que no ha tenido una conducta sexual segura.

Para Gabriel de la Cruz, presidente de Presente, es urgente que el ministerio de Salud modifique sus formularios y que “capacite a su personal para respetar la norma vigente en la cual no hay impedimento para que los homosexuales, bisexuales y personas transgénero puedan donar sangre de forma voluntaria” y evitar así situaciones como las narradas líneas arriba.

José Sebastían , coordinador da AHF Perú puntualiza que “La norma indica que deben abstenerse de donar sangre aquellas personas que han tenido dos parejas sexuales en un año que difieran de 6 meses, este requisito debería ser igual para todas las personas, sin importar su orientación sexual. Un donante responsable debe cuidar su salud sexual y usar preservativo en toda relación sexual para prevenir el VIH y otras ITS”.

RainbowBlood los rostros de quienes pudieron salvar vidas

Parte de la campaña, impulsada por Rainbow Blood, consiste -además de la difusión de los materiales audiovisuales en su web y en redes sociales– en enviar unas bolsas vacías para almacenar sangre con el rostro de las personas que quisieron donar y no pudieron, acompañadas de la frase «Mi sangre pudo estar en esta bolsa y salvar una vida, pero fue rechazada».

Estas bolsas, serán remitidas a políticos, líderes de opinión y otros, para tomar conciencia sobre la importancia de la ayuda que se pudo haber brindado en su momento y que simplemente fue rechazada.

Esta no es solo una lucha por la vida, sino también contra la discriminación y la marginación, además de enfrentar la desigualdad en todo nivel. Así nace Rainbow Blood.

Sobre el autor

Por Francisco Pérez García

Periodista por vocación, profesión y adicción (y mucho de terquedad). Egresado de la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza. Fundador de Spacio Libre, interesado en toda la dinámica del periodismo digital y creyente de la (no) objetividad periodística y el enfoque con opiniones e interpretación. Especializado en temas de política y derechos humanos. Terco creyente que el país algún día cambiará y que el periodismo recuperará su función de informar y no de servir de plataforma para el mejor postor.

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