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Por: Francisco Pérez García
@franco_alsur

Tanto temía el fujiaprismo y sus satélites que nos convirtiéramos en una «Venezuela chavista» que con sus actos fueron ellos los que nos transformaron.

Cerca de las seis de la tarde el presidente Martín Vizcarra dio un Mensaje a la Nación donde iba a anunciar la disolución del Congreso de la República. Sin embargo, de forma paralela, el titular del parlamento, Pedro Olaechea dio por suspendido el debate y procedió a debatir la votación de la cuestión de confianza.

La idea era aprobar antes de que los desaparezcan, la cuestión de confianza presentada por Salvador Del Solar en la mañana, tras una polémica sesión y así dejar sin piso a Vizcarra quien la noche anterior había declarado que si votaban por el TC, consideraría negada la confianza.

En cuestión de segundos, mientras el presidente decía «He decidido disolver, constitucionalmente, el Congreso de la República», Olaechea daba por aprobada la cuestión de confianza, apenas unos segundos después. (Si nos ponemos exquisitos, Vizcarra les ganó por puesta de mano).

Mientras miles de personas llegaban hasta el Congreso a celebrar el cierre del peor parlamento de los últimos 20 años, los disueltos legisladores se atrincheraron en el Hemiciclo y decidieron promover la vacancia presidencial.

Sin embargo, no llegaban a los 87 votos necesarios. Por su lado, Vizcarra aceptaba la renuncia de Salvador Del Solar, tras la crisis del gabinete al no haber logrado la confianza del Legislativo. Acto seguido juramentaba a Vicente Zeballos, su exministro de Justicia, como titular de la Presidencia del Consejo de Ministros.

En el Congreso, Olaechea jugaba sus últimas cartas y dio pase a una moción de «suspensión temporal» del presidente por «incapacidad moral». Sin embargo, se estaban saltando las etapas. El presidente solo puede ser suspendido, previa denuncia penal… la cual no existe (Lo de Vilcatoma es un chiste).

Mientras se daba el debate en el disuelto congreso (con gente usurpando funciones de legisladores) el diario oficial El Peruano publicaba el decreto supremo que confirma la disolución del actual congreso.

Luego, Olaechea y sus amigos «suspendieron» a Martín Vizcarra y tomaron juramento a Mercedes Araoz como «presidenta encargada», a lo Guaidó en Venezuela.

Gracias al cálculo político de los fujiapristas, tenemos una crisis donde los disueltos congresistas no aceptan su situación, ni aceptan que hace tres años no dejan gobernar. Así estamos.

Sobre el autor

Por Francisco Pérez García

Periodista por vocación, profesión y adicción (y mucho de terquedad). Egresado de la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza. Fundador de Spacio Libre, interesado en toda la dinámica del periodismo digital y creyente de la (no) objetividad periodística y el enfoque con opiniones e interpretación. Especializado en temas de política y derechos humanos. Terco creyente que el país algún día cambiará y que el periodismo recuperará su función de informar y no de servir de plataforma para el mejor postor.

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