A pesar dela tala ilegal de árboles, los derrames de petróleo, asesinatos a dirigentes asháninkas y la evasión de impuestos, los candidatos a la presidencia del Perú no se pronuncian.
Por Marquiño Neyra
Tras la resaca del debate presidencial y las pocas propuestas para nuestra Amazonía, aún palpitan los crímenes que azotan nuestra selva. Dentro de los más de 2500 gigabytes de información de lavado activos –del reporte Panama Papers-, los empresarios madereros más grandes del país, Drago e Ivo Bozobich, habrían desarrollado vínculos con la empresa panameña Mossack Fonseca, según informe del portal Ojo Público.
Dentro de los lazos secretos de estos magnates, habría alrededor de 10 compañías offshore en Islas Vírgenes Británicas, Nevada (Estados Unidos) y las paradisíacas Islas Seychelles, en el océano Índico. Así extraían madera de la Amazonía, compraban empresas y transferían acciones para eludir el pago de impuestos.
La exportación de madera de origen amazónico ha estado bajo la lupa de las autoridades, por los grandes volúmenes de dinero que representa y las zonas no autorizadas de las que se extraía. El 2012 la organización estadounidense Environmental Investigation Agency (EIA), luego de rastrear los documentos de transporte y exportación de madera, identificó que entre el 2008 y el 2010 una parte de lo exportado por Maderera Bozovich tuvo origen ilegal. Aun así, no se realizó nada.
La ausencia de fiscalización nos lleva a repetir la historia. ¿Acaso queremos otro derrame de 2000 barriles de petróleo como ocurrió este verano en Amazonas y Loreto? Hasta ahora no se ha hecho nada por las más de 5000 personas y 16 comunidades indígenas afectadas.
El “Mártir de la Selva”
En el 2014, la ONU realizó en Nueva York la marcha más grande de la historia por la Cumbre Climática, donde asistieron periodistas, políticos y famosos de la altura de Leonardo DiCaprio. Activistas peruanos levantaban banderolas con el rostro de Edwin Chota –activista asháninka asesinado por empresarios madereros, al defender el bosque donde vivía su familia-.
Así como Edwin Chota, hay varios amazónicos de sangre kamikaze que luchan contra los corruptos a costas de un final inminente, donde nuestros funcionarios públicos voltean el rostro o pestañean en el balazo.
“Cuando llegan los madereros, los animales huyen por el rugido de las motosierras. Los comuneros deben caminar más días por el monte para poder cazar algo para comer, y a veces no consiguen nada. Al igual que los tractores, los troncos arrastrados por el suelo vuelven la tierra inservible para la siembra”, revelaría Joseph Zárate en una densa crónica en Etiqueta Negra que todos deberían conocer.
Sobre el autor
Francisco Pérez García 
Spacio Libre